jueves, 3 de enero de 2013

bustrófedon






bustrófedon

Estamos acostumbrados a leer de izquierda a derecha y, al llegar al final de cada línea, saltar de manera brusca hasta el comienzo del renglón siguiente, y así en forma sucesiva. El procedimiento no parece demasiado inteligente: si al final de una línea bajáramos hacia el extremo derecho de la próxima y siguiéramos leyendo, ahora de derecha a izquierda, y continuáramos de esa forma, nos ahorraríamos los saltos bruscos de línea que llevan tiempo y, según algunos, dañan la vista. Hubo, incluso, quien calculó que una persona que dedica tres horas diarias a la lectura ahorraría de esta forma un total de ciento treinta y seis días en toda su vida, pero no me atrevería a poner las manos en el fuego por tal afirmación.

En todo caso, el labriego que pasa el arado sobre un terreno procede de manera más sabia: al llegar al final de un surco, no vuelve al lado del punto de partida, como hacemos para leer, sino que hace girar el arado y empieza un nuevo surco junto al que acaba de terminar.

De ahí el origen de la palabra griega bustrófedon, que denominaba este tipo de escritura y también el acto de arar en zigzag. El vocablo se formó con bou 'buey' y strepho 'dar vuelta'.

Curiosamente, strepho se encuentra, además, en la etimología de estrofa. En efecto, de ese verbo se derivó el sustantivo strophé, que inicialmente significó "evolución del coro en la escena" y, más tarde, "el verso que el coro canta". Veamos cómo quedaría la primera estrofa de la primera rima de Bécquer si el autor la hubiera escrito como un bustrófedon:

Yo sé un himno gigante y extraño
arorua anu amla led ehcon al ne aicnuna euq
y estas páginas son de ese himno
arbmos al ne atalid eria le euq saicnedac





…Igual que los fenicios, los griegos, al principio, escribían de derecha a izquierda (como todavía se hace en árabe y hebreo), pero pronto comenzaron a escribir de izquierda a derecha si esto era más conveniente. A veces en los vasos pintados se escribía en ambas direcciones sobre un mismo vaso. En algunas inscripciones griegas más antiguas, sobre piedra, cada línea comienza bajo la última letra de la anterior y corre en dirección opuesta. Puesto que recordaba la forma de arar un campo, con surcos alternados hacía arriba y hacía abajo, girando el buey que tiraba del arado al final de cada surco, de esta forma se llamó bustrófedon , “giro de buey”…





Fuente: Ricardo Soca.

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