lunes, 29 de julio de 2013

¿Qué es un agujero negro?



Los “agujeros negros”, también conocidos como “hoyos negros” (por su traducción del inglés “black holes”), son los objetos más extraños y espeluznantes de cuantos existen en nuestro universo conocido. De hecho, algunos científicos, los han llamado “estrellas congeladas”, e incluso de forma aún más terrorífica: “ojos del diablo”.

A finales del siglo XVIII, cuando estos objetos fueron predichos matemáticamente por John Michell y Pierre-Simón Laplaze, se les llamó “estrellas en colapso gravitatorio completo”. Y, seguramente aunque demasiado técnico, este es un nombre mucho más apropiado para referirse a ellos que aquellos otros que antes comentamos, incluyendo el de agujeros negros, que es el único que se usa en la actualidad. 

Veamos qué es, y en qué consiste realmente este objeto astronómico. Y, para comprenderlo, tendremos que recurrir a explicar algunos aspectos de las cuatro fuerzas fundamentales del Universo mediante las cuales interaccionan las partículas materiales, y que son: 
  • La interacción gravitatoria, o gravedad, gracias a la cual las masas, u objetos, tienen peso; incluyéndonos a nosotros mismos. Y gracias a la cual también, cuando saltamos con fuerza sobre el suelo no salimos volando hacia el espacio exterior.
  • El electromagnetismo, especialmente la teoría cuántica de la interacción electromagnética, (que incluye aquella ley famosa que todos conocemos: que los polos opuestos se atraen y los polos idénticos se repelen). Esta interacción es la responsable de que los electrones (con carga negativa) orbiten sin escapar, a cierta distancia de los protones, que con carga positiva los atraen hacia el núcleo. Gracias a esta fuerza, los átomos, constituyentes de toda la materia conocida, mantienen sus estructuras conformadas de núcleo y nubes de orbitales electrónicos a su alrededor, y gracias a lo cual, también, nosotros mismos existimos sin volatilizarnos. 
  • La fuerza nuclear fuerte, gracias a la cual los quarks que conforman los protones y neutrones se mantienen unidos y pegados mediante gluones, otorgando estabilidad a los núcleos atómicos.
  • Y, por fin, la fuerza nuclear débil, que es la responsable de que esos quarks, que conforman las partículas constituyentes de los protones y los neutrones, se manifiesten en forma de quark up, con carga +2/3, o en forma de quark down, con carga -1/3. (Los protones están formados por dos quarks arriba y uno abajo, por eso tienen carga positiva: +2/3+2/3-1/3=+1, en cambio los neutrones se componen de dos quarks abajo y uno arriba, es decir no tienen carga: -1/3 -1/3 +2/3=0, en función del cambio de una de estas cargas dentro de los nucleones y la consecuente mutación del tipo de quark up en down y viceversa, un neutrón es capaz de transformarse en un protón, y un protón en un neutrón).

Pero, hablemos primero de la fuerza de la gavedad, y de sus efectos sobre todas las masas:

Es bien conocido por todos que cuando lanzamos una piedra hacia arriba, sobre nuestra vertical en el terreno, esta ascenderá una determinada altura a través del aire de la atmósfera y, cuando haya perdido la energía que la impulsaba, volverá a caer. 

Esto sucede porque el planeta Tierra es mucho más grande y masivo que nuestra protagonista, la piedrecita que estamos lanzando, y por consiguiente la tierra la atraerá hacia su centro de gravedad; con una fuerza que le imprimirá una aceleración de descenso de unos 9,8 m/s2. 

Pero, si no nos damos por satisfechos con el primer resultado conseguido en nuestro experimento y volvemos a lanzar la piedra, esta vez con mucha más fuerza y, por tanto, con más velocidad, comprobaremos que nuestro proyectil rocoso alcanzará una altitud bastante mayor que antes. Y así sucederá cada vez que aumentemos la fuerza del lanzamiento, consiguiendo que la piedra llegue más y más arriba cada vez. 

Llegará un momento en el que, si conseguimos aplicar una fuerza tal en el lanzamiento, como para conseguir que la piedra alcance una velocidad de -algo más de once kilómetros por segundo-, esta vencerá la atracción de la tierra y escapará como una exhalación en dirección al espacio exterior, abandonándonos para siempre.

Pues bien, esta velocidad necesaria para que cualquier masa u objeto abandone la atracción de la gravedad se llama, como no podía ser de otra forma, “velocidad de escape”, y es mayor cuanto mayor es la masa del objeto atractor (en nuestro caso el planeta Tierra). 

Por ejemplo, en una estrella pequeña, como es nuestro Sol, la velocidad de escape es de aproximadamente setecientos kilómetros por segundo. En algunas gigantes rojas conocidas, como en Betelgeuse de la constelación de Orión, es mucho mayor aún, del orden de decenas de miles de kilómetros por segundo.


Bien, ahora que ya sabemos que es la velocidad de escape, y aprovechando que hemos citado a Betelgeuse, esa espectacular estrella roja que engalana los cielos del hemisferio norte en invierno, vamos a continuar explicando qué les sucede a estas colosales gigantes. 

Hablemos de las estrellas y de lo que sucede en su seno:

Llega un momento en la vida de algunas gigantes rojas (que cuentan con determinada cantidad de masa mínima), en que se hinchan tanto (su radio supera los cien millones de kilómetros) que explotan violentamente en forma de supernovas, consumiendo toda su energía. 
Esa tremenda explosión somete a elevadísima presión a los átomos que componen su núcleo estelar, los cuales se comprimen de forma exponencial hasta concentrar toda la masa del astro en un pequeño volumen formando así una “enana blanca”, la que quizás, si su masa final es menor que la del llamado límite de Chandrsekhar, es decir, tiene  menor masa que aproximadamente una vez y media la de nuestro Sol, se enfriará tras miles de millones de años, convirtiéndose en una enana negra que morirá cuando se apague completamente, y terminará por desaparecer.

O, por el contrario, si su masa supera dicho límite, la presión de escape de los electrones (por la fuerza electromagnética) de sus átomos supercomprimidos, no será suficiente para contrarrestar por sí sola la tremenda fuerza de gravedad producida por el peso que genera la extremada densidad, es decir por la colosal acumulación de masa en un espacio tan reducido, y finalmente la estrella colapsará en un cuerpo aún más denso y más pequeño, dando lugar a una “estrella de neutrones”. 

Una estrella de neutrones es un objeto tan masivo, y sus átomos están sometidos a tanta presión, que la temperatura en su interior asciende hasta alcanzar tres mil millones de grados centígrados, a esta temperatura las partículas subatomicas adquieren tal velocidad que comienza a producirse el fenómeno conocido como "fotodesintegración", en ese momento los fotones comienzan a romper los núcleos atómicos, la fuerza nuclear débil comienza a desestabilizarse, y los protones comienzan a absorber a los electrones para convertirse en neutrones, hasta que por fin no quedan protones, ni electrones libres en la estrella, porque todas las partículas han degenerado en neutrones. 

Y llegados a ese punto, si ese núcleo supermasivo de neutrones degenerados de la estrella es superior al equivalente a tres veces la masa de nuestro Sol, el astro entra en un colapso imparable que termina dando lugar a la formación de ¡un agujero negro!

Y aquí viene a colación aquel experimento del que hablábamos al principio, en el que explicábamos que la piedra lanzada al espacio debía alcanzar la velocidad de escape para conseguir escapar (valga la redundancia) de nuestro planeta Tierra ¿lo recordáis?..., pues bien, la luz, como todos sabemos, viaja a la incomprensible (para nuestro raciocinio) velocidad de 300.000 kilómetros por segundo y, gracias a esa tremenda velocidad, es capaz de escapar de las estrellas del firmamento y llegar hasta nosotros; en forma de luz solar durante el día, o en forma de puntitos brillantes que podemos observar en el cielo nocturno cuando miramos las estrellas. 
Sin embargo, a pesar de su alucinante velocidad, la luz no es capaz de escapar de un agujero negro, porque la velocidad de escape necesaria para abandonar un objeto tan masivo es aún más elevada que la velocidad a la que se propaga la luz. 

Por esta razón los agujeros negros son negros, porque la luz, que intenta escapar de esas aterradoras estrellas, después de alcanzar una cierta altura (lo que llamamos horizonte de sucesos) vuelve a caer dentro de la estrella, atraída por la monstruosa gravedad del agujero negro, que no sólo atrae poderosamente a la luz, si no a cualquier cosa material que se aproxime demasiado a su intenso campo de gravedad.




En determinadas zonas de los agujeros negros, siempre cerca de su borde exterior, los objetos absorbidos sufren tal grado de presión que, parte de la materia que los compone, convertida en plasma, es salpicada hacia a fuera a velocidades próximas a las de la luz, (como cuando se presiona un limón con los dedos y parte del líquido es expelido a gran velocidad), cuando en un agujero negro, estos chorros de plasma, son observables desde la tierra, al objeto se le llama entonces “blazar”.

En el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, existe un gran agujero negro supermasivo que ha sido bautizado con el nombre de <Sgr A> (o Sagittarius A), los cálculos apuntan a que su masa es unos cuatro millones de veces mayor que la de nuestro Sol contenidas en un espacio total de unas 45 UAs. Las observaciones parecen indicar que, en la actualidad, está en estado de semi-reposo, pues ya ha consumido casi toda la masa estelar que existía a su alcance en el centro de la galaxia.

A pesar de todo los científicos piensan que no todo es destrucción alrededor de los agujeros negros. Suponen que estos colosales titanes contribuyen a la formación de nuevas estrellas, pues cuando atraen a los grandes objetos con los que se alimentan, a la vez remueven y presionan gas y polvo estelar que flota desperdigado en sus inmediaciones, propiciando así la génesis de nuevos astros. 

Stephen Hawking ha demostrado, matemáticamente, que los agujeros negros también terminan muriendo, y lo hacen a consecuencia de lo que se ha dado en llamar radiación de Hawking. Hasta ahora se creía que nada podría escapar del interior de un agujero negro, pero el eminente científico ha demostrado matemáticamente que los pares de partícula-antipartícula que continuamente se crean y se destruyen por doquier, de forma espontanea en el universo, pueden surgir también justamente en el borde del horizonte de sucesos, en ese caso, una mitad del par sería absorbido por el agujero negro y la otra mitad escaparía a través del cosmos y esta disgregación evitaría que el par se auto-aniquilase devolviendo la energía al sistema, una parte de la partícula sobreviviría y por tanto consumiría parte de la energía del monstruo. Tras miles de millones de años, la consecuencia de la infinita división de pares de partículas en el horizonte de sucesos del agujero negro, haría que éste terminara por perder toda su energía evaporándose y desapareciendo al fin. 

El estudio de los agujeros negros es crucial para la ciencia porque para comprenderlos y explicarlos matemáticamente haría falta unificar los dos principios teóricos más importantes de la física moderna, hoy por hoy aún incompatibles, estos son: la física de partículas, con su mecánica cuántica que conjuga los fenómenos que tienen lugar en el mundo de lo muy pequeño y lo muy liviano, y la teoría de la relatividad general, que explica la física de lo muy grande y de lo muy pesado. 

Lamentablemente, para desesperación de los físicos, todavía ambas teorías se siguen contradiciendo (quizás, en el futuro, la incipiente “teoría M” consiga la ansiada unificación). Así, mientras la mecánica cuántica se basa en principios de indeterminación, estados superpuestos, probabilidades y cálculos estadísticos para intentar localizar, ubicar y explicar las propiedades de las partículas subatómicas, la teoría de la relatividad general, en cambio, si es capaz de expresar la velocidad y ubicación exactas de cualquier cuerpo sideral en el cosmos.

viernes, 26 de julio de 2013

Teselas de Penrose

La tesela es una pequeña pieza de piedra, terracota o vidrio coloreado, que se utiliza para confeccionar un mosaico. La palabra proviene del latín tessella que, a su vez, procede del término griego τεσσερες.

Casi desde que el hombre comenzó a construir con sus manos y a realizar construcciones duraderas, uno de los aspectos que más ha cuidado ha sido el de unir elementos para teselar de la forma más eficiente posible el plano. Hay muchos restos que nos indican la perfección que se buscaba en ese trabajo. 
Por ejemplo, las calzadas romanas construidas uniendo piezas que ajustaban de forma que no hubiesen resquicios para que una pata de un caballo o una rueda pudiesen sufrir percances, y que hoy en día siguen permitiendo su paso sin dificultad. 


O esos trabajos más elaborados como son los mosaicos en los que el objetivo era unir una serie de piezas para conseguir cubrir un plano con unos vistosos y originales dibujos. 

Poco a poco los mosaicos fueron convirtiéndose en la unión perfecta de piezas que se pudieran repetir de forma periódica y los científicos y artistas comenzaron a estudiar todas las posibilidades de rellenar el plano. Así, los artistas árabes llegaron a utilizar todos los grupos cristalográficos posibles en las paredes de la Alhambra.

Una de las personas que más ha estudiado la forma de recubrir el plano, ha sido el ilustre matemático y físico inglés Sir Roger Penrose (Reino Unido, 1931). Es profesor emérito de la Universidad de Oxford y recibió en 1994 el título de Sir. Es miembro de la Royal Society de Londres. Y en 1988 se le concedió el Premio Wolf de física junto con Stephen Hawking.



Gran aficionado a las paradojas y a los rompecabezas, trabó amistad en 1954 con el pintor M. C. Escher y a partir de su relación Penrose se interesó por las figuras imposibles, creando por ejemplo el triángulo imposible o tribarra, y los recubrimientos del plano.


Triángulo imposible


La imposibilidad no puede localizarse en la figura; pese a todo, puede definirse en términos matemáticos precisos como una abstracción de las reglas de encolado subyacentes a su construcción. 
     


La imposibilidad no puede localizarse en ningún lugar específico de la figura.
  


A Penrose se deben mosaicos de muy diverso tipo, por ejemplo, creó lo que se conoce como “carretilla de Penrose” que podemos ver en la Figura 17 o los llamados “Pollos de Penrose”, en la Figura 18, formado por dos piezas que recubren el plano de forma aperiódica. 




A mediados de los años 70 del pasado siglo, Penrose construyó un conjunto de seis teselas2 partiendo de tres pentágonos regulares, un rombo, una estrella de cinco puntas y una media estrella, a los que modificó con entrantes y salientes para que pudieran engarzar correctamente. De esta manera creó las teselas de la Figura 19 que recubren el plano aperiódicamente como podemos ver en la Figura 20. 




Posteriormente, consiguió dividir las teselas y generar el mosaico a partir de dos piezas simples. En concreto partiendo de dos cuadriláteros, uno cóncavo y otro convexo, llamados dardo (o flecha) y cometa que podemos ver en la Figura 21. 




Como los dos cuadriláteros unidos pueden formar un rombo, con lo que se cubría el plano de forma periódica, Penrose propuso modificar las piezas para forzar el recubrimiento aperiódico y construyó las piezas que aparecen en la Figura 22. Por último, el matemático inglés John Conway, que fue quien los nombró como dardo y cometa, planteó dibujar dos semicírculos de colores distintos, como puede verse en la Figura 23, de forma que, al teselar, no se pudieran unir líneas de distinto color.

En las dos imágenes siguientes vemos una teselación del plano con estas dos piezas y un mosaico en un banco público en Ámsterdam. 




Desde un punto de vista arquitectónico, los teselados de Penrose permiten estructurar configuraciones modulares abstractas, para analizar y resolver agrupamientos de formas. Si bien los ángulos de las piezas corresponden a valores rigurosos, la versatilidad de ubicación de unas con respecto a otras y las condiciones de correspondencia entre lados de la misma longitud aseguran la ausencia de periodicidad de las composiciones, obteniéndose una sorprendente variedad de formas. Los conceptos de inflación y deflación, en estrecha vinculación con los fractales, permiten estudiar recursivamente agrupamientos en distintos niveles de abstracción y en distintas escalas.



Figura 15
(a) generación de idea a partir de un teselado tipo P3
(b) agrupamiento de bloques de viviendas obtenidas como resultado de esa generacion

La proporción áurea en que se presentan las cantidades de elementos componentes, sumada a la proporción 
áurea entre las dimensiones de los módulos, impone una “irracionalidad ordenada”, comparable a la serie
numérica de Fibonacci. En este sentido queda abierta la posibilidad de futuras exploraciones de los eselados de Penrose para encontrar nuevas aplicaciones arquitectónicas Las siguientes imágenes muestran algunos
resultados al aplicar las tramas de Penrose como soportes geométricos y bases de extrucción de diferentes
agrupamientos arquitectónicos.




Figura 16
(a) generación de idea a partir un teselado tipo P3
(b) torres de oficinas obtenidas como resultado de esa generacion


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miércoles, 24 de julio de 2013

Camarón mantis, el crustáceo que propina golpes comparables a balazos.



La mantis marina, camarón mantis o gamba mantis, también conocido como "galera", es uno de los depredadores más feroces del océano. Su aspecto físico presenta gran variedad de colores, que van desde tonos de marrones a los colores fluorescentes. Tienen un caparazón que sólo cubre la parte posterior de la cabeza y los tres primeros segmentos del tórax. 

La mayoría de las especies viven en aguas tropicales y subtropicales de todo el planeta , y en algunos lugares del mar Caribe , Hawaii , Mar Rojo , son abundantes en el Arrecife Coralino de Australia.

Los camarones mantis, lejos de ser asesinos que atacan a todo bicho viviente, son eficaces predadores con una dieta bastante delimitada y en función de las cuales han evolucionado anatómicamente.

Son conocidos por los buzos con los sobrenombres de "rajador de pulgares" y “parte dedos”, por su agresividad y lo afilado de sus tenazas. Aunque su nombre común les viene dado por su gran parecido a la mantis religiosa. 

A pesar de su pequeño tamaño son GLADIADORES DE MAR equipados con armas naturales de alta tecnología.

Sus patas delanteras terminan en forma de fuertes garrotes capaces de aporrear a sus contrincantes, presas o depredadores, de mayor tamaño con una potencia increíble. Puede dar golpes tan fuertes que rompen conchas, e infringen heridas mortales a peces más grandes y a pulpos.




Este crustáceo, que alcanza los 20 cm y es de colores vivos, es todo un boxeador. Carece de pinzas como sus primas las langostas, así que se ha tenido que especializar en utilizar sus pedúnculos, de solo 5 milímetros de ancho, como mazas. Con semejante armamento es capaz de triturar el caparazón de las almejas y hasta el cristal de los acuarios normales. Es capaz de romper cristales de acuario de hasta de 6,3 mm de espesor. 

Las pequeñas pero explosivas mazas de esta solitaria criatura que pueden generar una fuerza de hasta 500 Newtons y golpear a su presa cientos de veces seguidas, se componen de múltiples capas de materiales mineralizados capaces de absorber los impactos sin sufrir daños.

La fuerza del golpe de uno de estos camarones mantis es sólo sensiblemente menor al de una bala del calibre 22. Es tanta la potencia de sus tenazas que puede llegar a generar tanta energía que puede producir luz.

Según el tipo de garra que usa como arma de caza se distinguen dos grupos: las perforadoras, las cuales poseen apéndices espinosos rematados con puntas de púas, y las trituradoras, están dotadas de un brazo desarrollado como garrote y una púa rudimentaria. Con estas armas pueden aturdir, desmembrar o apuñalar a su presa. Además el ataque lo hacen a una velocidad de 23 metros por segundo, sin desplazarse. Eso es muy rápido.

Sus tenazas tiene una estructura muy compleja compuesta por tres regiones especializadas que trabajan juntas para conseguir una resistencia aún mayor que la de muchas piezas cerámicas de ingeniería.

La primera región, situada en la superficie de impacto de la tenaza, contiene una alta concentración de minerales, de forma similar a la encontrada en el hueso humano, que soporta el impacto cuando el camarón ataca una presa. En el interior, capas de quitina (un azúcar complejo) altamente organizadas actúan como un amortiguador, absorbiendo la energía de los golpes. Por último, la tenaza está encapsulada en sus lados por las fibras de quitina que la envuelven, manteniéndola intacta durante un gran número de esos impactos de alta velocidad durante toda su vida. La fuerza creada por el impacto del camarón mantis es más de 1.000 veces su propio peso

Los camarones mantis poseen un segundo par de apéndices torácicos particularmente grandes, que habitualmente portan plegados, y que despliegan como arma letal a la hora de cazar. En función de la caza se diferencian en dos grandes grupos “smashers” o trituradores y “spearers” o lanzadores. Ambos esperan sus presas a la entrada de sus cuevas, de cuyas tareas de limpieza se ocupan constantemente siempre y cuando no estén cazando. 

El segundo par de apéndices a los que hacíamos referencia poseen un punto agudo, al final del último segmento, con él pueden cortar tejidos como si de un cuchillo se tratara; en cambio es la base del segmento, la que posee un ensanchamiento, en forma de martillo (normalmente doblado) y es con este extremo con el que golpean las conchas de sus presas, siendo unos cuatro golpes suficientes para romper la concha; así pues usarán uno u otro en función de las necesidades.


La otra gran arma del Camarón Mantis es su eficaz y avanzadísimo sistema de multi-visión.

Está dotado de la vista más compleja de todo el reino animal. Los ojos de este estomatópodo, situados sobre tallos móviles, se mueven y escanean el entorno uno independientemente del otro al igual que los camaleones. Esto les proporciona un campo de visión inmejorable.




Los humanos, que tenemos una visión binocular y tres receptores de color (verde, rojo y azul) no podemos imaginar siquiera lo que este animal es capaz de ver.

Ellos son capaces de ver 12 colores primarios y detectar las diferentes direcciones en la polarización de la luz gracias a extraordinarias células nerviosas que rotan el plano de polarización a medida que la luz penetra en el globo ocular.

El camarón mantis visualiza el color mucho mejor que los humanos, debido a que sus ojos cuentan con doce tipos de receptores de color, mientras que los ojos humanos tienen sólo tres. Además puede ver luz ultravioleta, luz infrarroja y luz polarizada, contando con la visión más compleja de todos los animales conocidos. Sus ojos están situados en el extremo de tallos móviles que pueden moverse de forma independiente el uno del otro girando hasta 70 grados. Y, curiosamente, la información visual no es procesada por el cerebro, sino por los mismos ojos.




Aún más extraño, cada uno de los ojos se divide en tres secciones, cada una de ellas equipada con una pseudopupila, permitiendo a la criatura ver los objetos con tres partes diferentes del mismo ojo. En otras palabras, cada ojo tiene "visión trinocular" y completa percepción de profundidad pueden ver el mismo objeto hasta de tres formas diferentes. Comparativamente, nosotros necesitamos los dos ojos para poder conseguir una visión binocular. 

Si un camarón mantis pierde un ojo, su otro ojo todavía sería capaz de juzgar profundidad y distancia por sí mismo, como un ser humano con sus dos ojos.

El ojo del camarón mantis es capaz de percibir la luz polarizada y procesarla de formas que el ojo humano no puede hacer. 




Las ondas de luz polarizada se desplazan, o bien en línea recta, o bien en espiral. A diferencia de otras criaturas, este camarón no solo percibe ambas polarizaciones, sino que es capaz de convertirlas de un tipo a otro. Eso le confiere una visión óptima.
Los aparatos de DVD funcionan de una manera parecida. Para leer la información, el aparato debe convertir en luz polarizada espiral el haz de luz que dirige hacia el disco, y luego reconvertirla en luz polarizada lineal. Pero el camarón mantis va un paso más allá. Mientras que un DVD estándar solo convierte la luz roja —o en aparatos de mayor resolución, la luz azul—, el ojo del camarón mantis puede convertir luz de todos los colores del espectro visible.

Algunos piensan que, los patrones de color tan especiales del cuerpo de este animal son tan complejos, precísamente porque esa es la única manera que tienen de distinguirse a la hora del cortejo previo al apareamiento. Con un ojo menos entrenado la camaronesa no podría darse cuenta de la verdad obvia: el Camarón de 32 bits es mucho mejor macho que el camarón VGA.

El ojo del camarón mantis es hermosamente simple: son membranas hechas de células nerviosas curvadas en tubos microscópicos. Si pudiéramos imitar el funcionamiento del ojo del camarón, ya fuera con fibra óptica, nanotubos, o fotodiodos, podríamos crear medios de almacenamiento óptico mucho más eficientes y compactos que los actuales.








lunes, 22 de julio de 2013

"¡Que si quieres arroz, Catalina!"

"¡Que si quieres arroz, Catalina!" 

O... "¡That If you want rice, Catherine!" ...  que diría un angloparlante socarrón y cabreado...
  • Expresión proverbial, utilizada cuando se da a entender que alguien no hace caso, o que se desentiende de algo. 
  • Reprensión que se hace a las personas que no atienden a órdenes o consejos. 
Parece ser que tiene su origen en la extraña y compulsiva afición de una tal Catalina, natural de Sahún (provincia de León), que vivía obsesionada por el arroz. 
La mujer, al parecer, sentía veneración por ese cereal al cual atribuía excepcionales propiedades saludables, e incluso curativas. 
La tal Catalina recomendaba a cuantos se cruzaban en su camino (familiares, conocidos o vecinos), que tomaran cada día un puñado de arroz; ya fuera hervido en agua con laurel, guisado en cazuela, seco o caldoso, frito, inflado, horneado en pastas saladas o dulces. Así como en postres, con leche, con miel de abeja o de caña, con vino o licores. Y, a poder ser, en todas las comidas tomar preferiblemente pan fabricado con harina de arroz, en vez de la habitual de trigo molido. 

Según Catalina, el arroz era el alimento más saludable de cuantos se conocen. Insustituible para mantener el vigor y para erradicar la enfermedad, e imprescindible para restituir la salud y la cordura a cualquiera que las hubiese perdido. 

Ella proclamaba con verdadera pasión que, el arroz era el más fantástico elixir, la sustancia más curativa de cuantas existirían jamás siendo a la vez ventajosamente asequible (por abundante y barato), y cuya eficacia estaba más que probada a lo largo de los siglos en el mundo entero.

Pero un día, estando ya en una avanzada edad, Catalina enfermó; de una extraña y fatídica dolencia que le provocaba fiebres altas y vómitos contínuos, y por más esfuerzos que hacía el viejo Jeremías, a la sazón galeno del bonito pueblo leones, a la mujer le abandonaron las fuerzas y las ganas de vivir, viéndose compelida a consumir sus últimos días postrada como un vegetal en su amplia y mullida cama matrimonial.
Su marido, el santo Filomeno 'el de la lucera'; que era como se le conocía en el pueblo, cultivador de arroz por las mañanas, repostero de dulces de arroz y arroces con leche por las tardes-noches en las cocinas de fonda de 'los Valencianos' (prestigiosa y afamada hospedería), y vendedor de paellas por encargo los domingos a medio día, no se despegó del lado de su santa hasta que la criatura exhaló su último aliento; un año después.

Y cuentan, las comadres de por allí, que el bueno de Filomeno, habiendo perdido al cabo, la fe y las esperanzas en las sangrías y las pózimas que suministraba el doctor a su esposa. Convencido ya el hombre de que su amada Catalina no habría de recuperar jamás la salud. Y conociendo el fervor que su mujer sentía por el divino cereal, le decía compungido una y otra vez, casi rogándole: "¿Quieres arroz Catalina?"... anda esposa mía, toma un poco de arroz y seguro que sanarás. Pero Catalina, sin fuerzas ya, por lo avanzado de la enfermedad, no articulaba palabra, y lo miraba a él calla que te calla. Y Filomeno insistía: "¿Quieres arroz Catalina?"... anda esposa mía, toma un poco de arroz y sanarás. Y como la mujer callaba y callaba, las vecinas insistían con él, coreando todas a una: ¡¡¡Que si quieres arroz, Catalina¡¡¡ y así una y otra vez, durante sus últimos días entre los vivos: ¡¡¡Que si quieres arroz, Catalina¡¡¡

Por fin la mujer murió, y a partir de entonces, en aquel pueblo y en casi todos los de España, cuando alguien sigue a lo suyo, (muriéndose por ejemplo, haciendo caso omiso a sugerencias o recomendaciones para sanar), o en cualquier otra situación; aunque sea mas mundana y menos escatológica incluso, ... se suele exclamar: ... nada, que no hay forma...   ¡¡¡Que si quieres arroz Catalina¡¡¡


jueves, 18 de julio de 2013

Centrales eléctricas modernas, ... basadas en un invento de la naturaleza con 500 millones de años de antigüedad.



Los primeros conquistadores de las Américas - los españoles - crearon un mito acerca de El Dorado, país prodigiosamente rico que se encontraba en las selvas del continente meridional,donde las calles incluso estaban cubiertas con ladrillos de oro puro. En busca de este maravilloso país, se equipaban y partían una expedición tras otra desde España. 

Cuentan que, uno de estos destacamentos, logró penetrar en la cuenca alta del Amazonas. Los hombres navegaron durante varios meses río arriba antes de llegar al nacimiento del enorme río. Hasta que llegaron a un pequeño arroyo que ya no era navegable y hubieron de continuar la marcha a pie, por la selva.
Todo iba bien, hasta que se tropezaron con una serie de pequeños charcos en un terreno pantanoso que debían atravesar y los cargadores indios se negaron a entrar en el agua. No había forma de convencerlos y en sus ojos se reflejaba el horror. Los europeos no podían comprender lo que ocurría. Los charcos eran tan pequeños, que en éstos no podían ocultarse cocodrilos ni anacondas. Tampoco podía haber pirañas; la amenaza conocida de los ríos sudamericanos.
Entonces uno de los europeos avanzó, para dar ejemplo a los asustados cargadores. Avanzó sólo unos pasos y cayó al agua dando un grito inhumano; como si lo hubiesen tronchado de un enorme golpe. Dos compañeros que acudieron en su ayuda también se derrumbaron en el barro al cabo de unos segundos, derribados por ese mismo enemigo invisible.
Sólo después de pasar varias horas sus acompañantes se atrevieron a entrar en el agua con precaución y sacar a los desdichados. Los tres quedaron vivos, pero tenían los pies paralizados. Por la tarde el movimiento de los pies comenzó a recuperarse, pero sólo se curaron del todo al cabo de varios días. De Sicca, el capitán del destacamento, que era supersticioso como todos los demás conquistadores, decidió regresar.

Así es cómo los europeos se enteraron de que existía una central eléctrica, que se encontraba en el cuerpo de un pez bastante grande, de entre 1.5 y 2 metros de largo y hasta 22 kilogramos de peso <la anguila eléctrica de agua dulce>.


Electrophorus electricus


Los electrocitos son un tipo de célula usada por la ‘Electrophorus electricus’ (anguila eléctrica) y otros peces eléctricos, para llevar a cabo la electrogénesis y electrorrecepción. Son células en forma de discos que están dispuestas en una secuencia de manera similar a una batería eléctrica. Los peces eléctricos pueden tener miles de esas células capaces de producir, cada una de ellas una tensión de 0,15 V. 

Las células funcionan por bombeo positivo de iones sodio y potasio a través de su membrana hacia el exterior mediante transporte de proteínas potenciado por ATP (adenosín trifosfato). 

Para hacer que se descarguen los electrocitos en el momento deseado, la anguila eléctrica usa su núcleo disparador, un núcleo de neuronas. 



Cuando la anguila encierra a su presa, las neuronas disparan y la acetilcolina, subsecuentemente emitida de las neurona electromotor a los electrocitos, resulta en una descarga del órgano eléctrico.

Según explican dos investigadores en la revista especializada Nature, las membranas celulares de órganos eléctricos de la anguila contienen, a escala nanométrica, numerosos conductores con forma de canales receptores de iones y canales bombeadores de iones. 
Todos estos canales trabajan juntos para formar gradientes de concentración iónica a través de toda la membrana, y provocar así la liberación de un potencial de acción (o impulso eléctrico).  

Gracias a estos canales, las células eléctricas o electrocitos de estas anguilas tienen un ciclo más lento que el de las células nerviosas, pero liberan mucho más energía que ellas, y en periodos más largos.




Un equipo de investigadores de la Universidad de Yale, ha creado un plano de construcción que permitiría, en teoría, fabricar células artificiales del tipo de los electrocitos, pero más eficaces aún que las células naturales a las que imitan, y aseguran que algún día podrían utilizarse para proporcionar energía a los implantes médicos.

Estos científicos empezaron con la pregunta de: si una versión artificial del electrocito podría diseñarse como una posible fuente de energía, ya que la anguila eléctrica es muy eficaz en la generación de electricidad. y puede generar más carga que muchos dispositivos eléctricos de elaborado diseño.

Algún tiempo atrás, Jian Xu confeccionó el primer plano que muestra cómo los diferentes canales iónicos del electrocito operan en conjunto para producir la electricidad del pez.

LaVan y Xu, científicos del Instituto Nacional de estándares y Tecnología de EEUU, diseñaron una célula artificial que pudiera reproducir la generación de energía del electrocito. Nadie lo había hecho antes.

“Quisimos ver si la naturaleza ya había optimizado la potencia de salida y la eficiencia de conversión de energía de esta célula”, explica Xu, “y encontramos que una célula artificial, realmente puede superar los resultados de las células naturales, lo cual resulta muy sorprendente”.

La célula artificial que diseñaron LaVan y Xu es capaz de producir un 28% más de electricidad que el propio electrocito de la anguila, y además su eficiencia convirtiendo energía química de la célula en electricidad es un 31% mayor.

Aunque las anguilas usan miles de electrocitos para producir cargas de hasta 600 voltios, LaVan y Xu demuestran que sería posible crear bio-baterías más pequeñas utilizando tan sólo varias docenas de células artificiales. Las diminutas bio-baterías sólo necesitarían alrededor de medio centímetro de espesor para producir los pequeños voltajes necesarios para dispositivos eléctricos diminutos como los implantes retinales u otros implantes médicos, y proporcionarían una gran ventaja sobre los dispositivos alimentados por baterías convencionales. Si las bio-baterías se rompen, no hay ninguna toxina liberada en el organismo del paciente. Serían esencialmente como cualquier otra célula del cuerpo humano.

Aunque los ingenieros cuentan ya con un diseño preliminar, todavía pasará algún tiempo antes de que se construyan las células artificiales, ya que primero se deben resolver varios retos tecnológicos.


*** BIO BATERÍAS DISEÑADAS POR SONY.



miércoles, 17 de julio de 2013

¿Por qué no notamos el movimiento de rotación de la Tierra?

 


El movimiento espacial de nuestro cuerpo lo percibimos gracias a un sistema orgánico, en el que participan simultáneamente estímulos aferentes de tres fuentes: la visión, el órgano vestibular del oído interno y los sensores musculares, articulares y cutáneos que nos aportan una información somatosensorial o “propioceptiva” sobre el desplazamiento de nuestros cuerpos, y sobre el contacto físico de estos con la materia que nos rodea.
La combinación de toda esa información se integra en el sistema nervioso central, desde donde se emiten las órdenes para llevar a cabo las acciones de corrección o reacciones convenientes para mantener y/o restablecer el equilibrio corporal, la coordinación y el bienestar general.

El sistema vestibular registra directamente la orientación y el movimiento de la cabeza. El laberinto vestibular es una estructura ósea minúscula localizada en el oído interno que comprende los canales semicirculares llenos de líquido (endolinfa), el utrículo y el sáculo.

Cada uno de los tres conductos semicirculares se encuentra contenido aproximadamente en un plano, y resulta que el plano de cada uno de los conductos es casi perpendicular al plano de los otros dos. Estos planos son: uno horizontal y otros dos verticales.

Si ocurre un giro alrededor del eje vertical, el conducto semicircular horizontal es el que detecta el movimiento; si el giro ocurre alrededor del eje horizontal entonces es el conducto semicircular vertical el que registra el movimiento, de igual forma sucede para el tercer conducto semicircular.

Pero, de producirse cualquier otro giro, sobre un eje arbitrario, entonces cada uno de los conductos semicirculares acusará parte de dicho giro y consecuentemente se podrá calcular su componente o dirección. Así es como el cerebro calcula la ubicación espacial del el giro completo.

Pero ¿qué tiene esto que ver con la rotación de la Tierra?... 

Como sabemos nuestro planeta realiza varios movimientos. Respecto al de traslación, sabemos, por la relatividad especial de Einstein, que no somos capaces de distinguirlo (ya estemos nosotros mismos en reposo o en movimiento) por ser éste un desplazamiento lineal y uniforme. Así, cuando viajamos a lomos de nuestro planeta, en línea recta (o casi), a una velocidad cualquiera, por muy alta que esta sea (108.000 Km/h al rededor del Sol) no podemos detectar dicho movimiento. 

Pero ¿y el movimiento de rotación, a 1600Km/h, por qué tampoco lo notamos? Pues bien, hay que tener en cuenta que la Tierra es extremadamente grande y, por tanto, la ruta que seguimos sobre ella por el espacio tiene una curvatura muy pequeña, es decir, supone también para nosotros "casi" una línea recta. 
Por eso, el sistema vestibular no es capaz de acusar el movimiento de giro a lo largo de los 40.000 kilómetros que mide la circunferencia de la Tierra en la superficie terrestre sobre el ecuador, ya que este tarda 1.440 minutos en completarse, (aunque que suponga una velocidad absoluta de vértigo: casi 28 kilómetros por segundo). 
Pero es que, al fin y al cabo, se trata en realidad de una rotación a velocidad de 360º cada 24 horas, es decir velocidad de giro a 0,25º por minuto, o lo que es lo mismo 0,0042º por segundo. Y ese desplazamiento no es detectable por nuestro sistema vestibular, porque nuestro oído interno, el encargado de detectar los giros en el cuerpo, tiene un umbral de detección en torno a 2º por segundo, a partir del cual detecta el movimiento y por debajo del cual no lo detecta.
Por tanto, al igual que sentados en una silla de ruedas con los ojos vendados tampoco notaríamos nada si alguien nos hiciera girar, hasta dar una vuelta completa, siempre que emplee algo más de tres minutos en completarla. Y mucho menos entonces notamos la rotación completa del planeta en 24 horas.
Por tanto: El giro del planeta no se manifiesta para nuestro oído interno y es imperceptible a nuestros sentidos.

martes, 16 de julio de 2013

Cómo poner música, con reproducción automática, en un blog.


Para conseguir que suene música de forma automática al acceder a tu blog, sin necesidad de que quien accede a él deba hacer absolutamente nada (aparte de mirarlo), tan sólo necesitas seguir estas sencillas indicaciones:

1.- Selecciona en www.youtube.com el vídeo musical que prefieras. Como ejemplo para que veas con claridad el procedimiento a seguir yo he seleccionado uno al azar (pero tú puedes hacerlo con el que a ti más te guste o te convenga).
Pulsa el siguiente enlace para acceder a él    http://youtu.be/uvtlohO8EgE

2.- Te aparecerá el siguiente vídeo: <<El agujero (COVER CRISTINA BERZOSA Y CHENCHO CASADO)>>. Pulsa la opción “Compartir” que aparece más abajo del reproductor, en la línea de opciones.

3.- Cuando pulses la palabra que te he indicado (compartir), se abrirá una nueva línea de opciones debajo de la anterior, en la que puedes elegir entre: 
“compartir este vídeo”, “insertar”, “Enviar por correo”…. Pulsa en la segunda: “insertar”.

4.- Pulsa en la segunda opción “insertar",  y te aparecerá el código de inserción marcado en azul, que en nuestro vídeo ejemplo es el siguiente:

<iframe width="560" height="315"src="https://www.youtube.com/embed/uvtlohO8EgE"
frameborder="0" allowfullscreen></iframe>


Selecciónalo entero, cópialo y pégalo en un cualquier editor de texto del que dispongas en tu ordenador.

5.- Ahora tienes que insertar en el código el siguiente texto: ?autoplay=1 después del último carácter de la URL del video, y antes de las comillas que la cierran, de forma que el código de inserción te quede ahora de esta forma:

<iframe width="560" height="315" 
src="https://www.youtube.com/embed/uvtlohO8EgE?autoplay=1"
frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Una vez modificado el código guarda los cambios y copia el texto integro.


6.- Ya solo te queda un último paso: accede a tu blog personal, añade en él, en su plantilla de diseño, un gadget del tipo “HTML/Javascript” (supongo que esto ya lo sabes hacer; si no es así me contactas y te explico cómo hacerlo) copia y pega, en el recuadro de contenido del gadget, el código que hemos modificado.

Dale a guardar y ¡¡¡ya está¡¡¡.


Cuando se acceda a tu blog comenzará a sonar automáticamente la música del vídeo que hayas seleccionado, cuyo código habrás editado siguiendo las instrucciones anteriores.


Si lo que quieres es que el video se reproduzca indefinidamente una y otra vez, intenta esto:


<iframe width="560" height="315"
src="http://www.youtube.com/v/uvtlohO8EgE?version=3&loop=1&playlist=uvtlohO8EgE"
frameborder="0" allowfullscreen></iframe>


Notas:


*Utiliza un título para el gadget que sea discreto (pues luego se verá en el blog), yo para localizarlo en la página de diseño del mío, le tengo puesto por título un simple -asterisco- para saber que es el de la música.



*Si no quieres que se vea mucho el reproductor de youtube, coloca el gadget al final del todo del blog, e incluso cambia los parámetros de tamaño, los que aparecen en el código por defecto son (width="560" height="315), pon los valores que a ti te convengan, yo le tengo puesto en el mío los valores width=400 y height=25, así no se ve el reproductor apenas pero puedes acceder a él para pulsar play o pausarlo.



* Y procura, por supuesto, elegir un vídeo que no arranque con un anuncio publicitario, pues el sonido del comercial sería lo primero que se escucharía al entrar en tu blog... tenlo en cuenta***.



¡¡¡¡ESPERO QUE TE SEA DE UTILIDAD!!!! Si es así te agradeceré que lo compartas y le des a -me gusta-. Gracias.

lunes, 15 de julio de 2013

El relojero ciego, apología del evolucionismo darwiniano incontestable.


Cuando apareció formulada la teoría de la evolución, titulada originalmente en su primera edición: <El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida> hace ya ciento cincuenta y cuatro años, muchas personas reaccionaron airadamente, porque creían ver en ella una terrible amenaza para su fe religiosa. 
La comunidad científica fue más cauta y se dividió entre quienes se adhirieron con entusiasmo a lo que proponía Darwin y quienes mostraron un marcado escepticismo conservador.
Los años fueron acumulando pruebas, poco a poco los escépticos cedieron, y la Biología experimentó el gran avance que conocemos en la actualidad. Pero entre el público no especializado quedaron círculos muy amplios en los que todavía la obra de Darwin, y el evolucionismo que de ella se deriva, es objeto de amplio debate y de ásperas controversias.



Fragmento de The Blind Watchmaker
<El relojero ciego> de Richard Dawkins.

COMUNICADO DEL CONSEJO DE SABIOS DE LOS SERES CIEGOS, PRESIDIDO POR LOS MURCIÉLAGOS: 

Hay animales, llamados hombres, que son capaces de utilizar unos rayos inaudibles denominados «luz», descubiertos recientemente, y objeto todavía de desarrollos militares de alto secreto, para circular. 
Estos, por otra parte, humildes seres humanos, son casi totalmente sordos; bueno, pueden oír en cierta medida, e incluso proferir algunos gruñidos profundos pronunciados con extremada lentitud, aunque sólo usan estos sonidos con propósitos rudimentarios como el de comunicarse entre ellos, y no parecen ser capaces de usarlos para detectar objetos, ni siquiera los muy grandes, en su lugar utilizan órganos muy especializados llamados «ojos», que aprovechan los rayos de «luz». 

El sol es la principal fuente de rayos de luz, y los seres humanos consiguen utilizar de manera admirable los complejos ecos que rebotan en los objetos cuando los rayos de luz chocan con ellos. Poseen un ingenioso dispositivo, denominado «cristalino», cuya forma parece calculada matemáticamente para desviar estos rayos silenciosos de manera que se produzca una equivalencia exacta, punto por punto, entre los objetos del mundo y una «imagen» de éstos, sobre una capa de células llamada «retina». 
Las células retinianas humanas son capaces de transformar la luz en (podría decirse) algo «audible», de una manera misteriosa, y transmiten su información al cerebro. Nuestros matemáticos han demostrado que es teóricamente posible, realizando correctamente unos cálculos complejos, navegar sin peligro utilizando estos rayos de luz, de una manera tan eficaz como se hace ordinariamente utilizando los ultrasonidos, y en algunos aspectos ¡incluso más!
 Pero... ¿quién hubiese pensado que un humilde ser humano pudiese hacer estos cálculos?...





viernes, 12 de julio de 2013

Trámite


Lo primero que esta palabra nos trae a la mente es una oficina pública, con engorrosas gestiones, burócratas malhumorados y largas filas de personas con expresión de sufrimiento. Sin embargo, un trámite es exactamente lo opuesto, al menos, etimológicamente. En efecto, el término proviene del latín trames, tramitis, que para los romanos significaba 'senda, camino', de donde se derivó el sentido actual de 'vía legal o procedimiento que debe seguir una gestión'. 

Esto significa que un trámite es (o debería ser) un camino perfectamente preestablecido, que no depende de los caprichos de un burócrata ni de los favores de un político, como a veces ocurre con las gestiones estatales. 

La palabra latina se formó a partir de una forma del verbo meare 'andar', 'caminar', 'seguir una senda', precedida del prefijo trans- 'a través'. Qua sidera lege mearent (Qué leyes rigen el curso de los astros), decía Ovidio para referirse a lo que, de alguna manera, es el trámite que cumplen los cuerpos celestes con relación a un observador terrestre. 
De meare se derivaron también otros vocablos castellanos, como permear 'pasar a través de' y mear (v. mear), un término considerado vulgar por orinar, así como el cultismo médico meato 'paso', con el que se nombran ciertos orificios del cuerpo.

Fuente: Ricardo Soca.

jueves, 11 de julio de 2013

Por los siglos de los siglos...



A todos nos han enseñado en la escuela que: para saber a qué siglo pertenece un año dado, tan sólo hay que sumar un uno a la cifra formada por los dos primeros números del año en cuestión, siempre y cuando dicho año se exprese en notación de cuatro dígitos, aunque para ello sea preciso colocar varios ceros a su izquierda. 

Elijamos un año cualquiera, pongamos por caso que nos referimos al año 12 d.C. (después de Cristo), escribiríamos el guarismo que le corresponde con cuatro dígitos, esto es 0012, ahora le sumamos un uno a la cifra 00 (sus dos primeros dígitos) y nos da como resultado el número "uno" (1), por tanto el año 12 corresponde al siglo I. Otro ejemplo 1492 d.C., (un gran año para España, y para los Reyes Católicos que por fin culminaron la Reconquista en Granada y un par de meses después Cristobal Colón los cubrió de oro, gracias al descubrimiento de "Las Américas"), pues bien sus dos primeros dígitos: 14, más uno, da un total de quince; hablamos del siglo XV. Por último consideremos el año 2000, repetimos el procedimiento: sus dos primeros dígitos forman el 20, a este le sumamos un uno y da veintiuno; así el año 2000 pertenece al siglo XXI.

... Pero, algo no cuadra aquí... razonemos para analizar la cuestión: 
  1. Un siglo, como todos sabemos desde la más tierna edad, son cien años. 
  2. Del 0 al 99 van cien dígitos (años). Por lo que, del 1 al 100 también van cien dígitos (años).
  3. El primer año de la Era Cristiana es el año 1, cuenta a partir del (supuesto) año de nacimiento de Jesucristo. 
  4. No existe el año 0 en la Era Cristiana.
Por tanto, aplicando las premisas anteriormente establecidas, absolutamente correctas, verídicas y aceptadas por todos: el primer siglo, el siglo I (d.C.), puesto que no existe el año 0, se extiende desde el año 1 al año 100 (periodo de cien años), el siglo II comprenderá consecuentemente desde el año 101 al 200, el siglo III desde el 201 al 300, y así sucesivamente hasta llegar al siglo XXI que discurre entre los años 2001 y 2100 (aunque yo recuerdo con claridad meridiana haber celebrado, en compañía de casi toda la humanidad, con uvas y champagne, el inicio del siglo XXI, y con él el del tercer milenio, justo al término de la Noche Vieja del año 1999. Cuando en realidad debería haber celebrado dicho evento exactamente un año después).

Entonces, queda claro que:

a) Es preciso establecer una excepción a aquella regla que nos enseñaron de pequeños en la escuela, que consiste en que: "dicha regla no es válida para los años que terminan en 00; en cuyo caso el siglo coincide exactamente con la cifra formada por sus dos primeras cifras en notación de cuatro guarismos", como ya se ha explicado.

b) El siglo XXI comenzó realmente con el inicio del año 2001 y no el uno de enero del 2000, como casi todos dimos por sentado..

c) Quizás para el siglo XXII, si aún existe el planeta Tierra, se corregirá el error; prolongando el actual siglo un año más para poner la cuenta al día. Sería entonces ¡la primera centuria de la historia de la humanidad que contara con 101 años en vez de los 100 reglamentarios!.

martes, 9 de julio de 2013

«Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo»


"De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, mas irritante para mí ha sido: convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces.


Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago, los hombres a quienes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno.

Los he buscado cerca y lejos, entre los artistas y entre los labradores, entre los ingenuos y los "sabios". 
Como Ibn-Batuta, he tomado el palo de peregrino y hecho vía por el mundo en busca, como él, de los santos de la tierra, de los hombres de alma especular y serena que reciben la pura reflexión del ser de las cosas. ¡Y he hallado tan pocos, tan pocos, que me ahogo!

Sí: congoja de ahogo siento, porque un alma necesita respirar almas afines, y quien ama sobre todo la verdad necesita respirar aire de almas veraces.

"No he hallado en derredor sino políticos, gentes a quienes no interesa ver el mundo como él es, dispuestas sólo a usar de las cosas como les conviene..."


Don José Ortega y Gasset. Extraído de su obra <El Espectador>.