miércoles, 24 de julio de 2013

Camarón mantis, el crustáceo que propina golpes comparables a balazos.



La mantis marina, camarón mantis o gamba mantis, también conocido como "galera", es uno de los depredadores más feroces del océano. Su aspecto físico presenta gran variedad de colores, que van desde tonos de marrones a los colores fluorescentes. Tienen un caparazón que sólo cubre la parte posterior de la cabeza y los tres primeros segmentos del tórax. 

La mayoría de las especies viven en aguas tropicales y subtropicales de todo el planeta , y en algunos lugares del mar Caribe , Hawaii , Mar Rojo , son abundantes en el Arrecife Coralino de Australia.

Los camarones mantis, lejos de ser asesinos que atacan a todo bicho viviente, son eficaces predadores con una dieta bastante delimitada y en función de las cuales han evolucionado anatómicamente.

Son conocidos por los buzos con los sobrenombres de "rajador de pulgares" y “parte dedos”, por su agresividad y lo afilado de sus tenazas. Aunque su nombre común les viene dado por su gran parecido a la mantis religiosa. 

A pesar de su pequeño tamaño son GLADIADORES DE MAR equipados con armas naturales de alta tecnología.

Sus patas delanteras terminan en forma de fuertes garrotes capaces de aporrear a sus contrincantes, presas o depredadores, de mayor tamaño con una potencia increíble. Puede dar golpes tan fuertes que rompen conchas, e infringen heridas mortales a peces más grandes y a pulpos.




Este crustáceo, que alcanza los 20 cm y es de colores vivos, es todo un boxeador. Carece de pinzas como sus primas las langostas, así que se ha tenido que especializar en utilizar sus pedúnculos, de solo 5 milímetros de ancho, como mazas. Con semejante armamento es capaz de triturar el caparazón de las almejas y hasta el cristal de los acuarios normales. Es capaz de romper cristales de acuario de hasta de 6,3 mm de espesor. 

Las pequeñas pero explosivas mazas de esta solitaria criatura que pueden generar una fuerza de hasta 500 Newtons y golpear a su presa cientos de veces seguidas, se componen de múltiples capas de materiales mineralizados capaces de absorber los impactos sin sufrir daños.

La fuerza del golpe de uno de estos camarones mantis es sólo sensiblemente menor al de una bala del calibre 22. Es tanta la potencia de sus tenazas que puede llegar a generar tanta energía que puede producir luz.

Según el tipo de garra que usa como arma de caza se distinguen dos grupos: las perforadoras, las cuales poseen apéndices espinosos rematados con puntas de púas, y las trituradoras, están dotadas de un brazo desarrollado como garrote y una púa rudimentaria. Con estas armas pueden aturdir, desmembrar o apuñalar a su presa. Además el ataque lo hacen a una velocidad de 23 metros por segundo, sin desplazarse. Eso es muy rápido.

Sus tenazas tiene una estructura muy compleja compuesta por tres regiones especializadas que trabajan juntas para conseguir una resistencia aún mayor que la de muchas piezas cerámicas de ingeniería.

La primera región, situada en la superficie de impacto de la tenaza, contiene una alta concentración de minerales, de forma similar a la encontrada en el hueso humano, que soporta el impacto cuando el camarón ataca una presa. En el interior, capas de quitina (un azúcar complejo) altamente organizadas actúan como un amortiguador, absorbiendo la energía de los golpes. Por último, la tenaza está encapsulada en sus lados por las fibras de quitina que la envuelven, manteniéndola intacta durante un gran número de esos impactos de alta velocidad durante toda su vida. La fuerza creada por el impacto del camarón mantis es más de 1.000 veces su propio peso

Los camarones mantis poseen un segundo par de apéndices torácicos particularmente grandes, que habitualmente portan plegados, y que despliegan como arma letal a la hora de cazar. En función de la caza se diferencian en dos grandes grupos “smashers” o trituradores y “spearers” o lanzadores. Ambos esperan sus presas a la entrada de sus cuevas, de cuyas tareas de limpieza se ocupan constantemente siempre y cuando no estén cazando. 

El segundo par de apéndices a los que hacíamos referencia poseen un punto agudo, al final del último segmento, con él pueden cortar tejidos como si de un cuchillo se tratara; en cambio es la base del segmento, la que posee un ensanchamiento, en forma de martillo (normalmente doblado) y es con este extremo con el que golpean las conchas de sus presas, siendo unos cuatro golpes suficientes para romper la concha; así pues usarán uno u otro en función de las necesidades.


La otra gran arma del Camarón Mantis es su eficaz y avanzadísimo sistema de multi-visión.

Está dotado de la vista más compleja de todo el reino animal. Los ojos de este estomatópodo, situados sobre tallos móviles, se mueven y escanean el entorno uno independientemente del otro al igual que los camaleones. Esto les proporciona un campo de visión inmejorable.




Los humanos, que tenemos una visión binocular y tres receptores de color (verde, rojo y azul) no podemos imaginar siquiera lo que este animal es capaz de ver.

Ellos son capaces de ver 12 colores primarios y detectar las diferentes direcciones en la polarización de la luz gracias a extraordinarias células nerviosas que rotan el plano de polarización a medida que la luz penetra en el globo ocular.

El camarón mantis visualiza el color mucho mejor que los humanos, debido a que sus ojos cuentan con doce tipos de receptores de color, mientras que los ojos humanos tienen sólo tres. Además puede ver luz ultravioleta, luz infrarroja y luz polarizada, contando con la visión más compleja de todos los animales conocidos. Sus ojos están situados en el extremo de tallos móviles que pueden moverse de forma independiente el uno del otro girando hasta 70 grados. Y, curiosamente, la información visual no es procesada por el cerebro, sino por los mismos ojos.




Aún más extraño, cada uno de los ojos se divide en tres secciones, cada una de ellas equipada con una pseudopupila, permitiendo a la criatura ver los objetos con tres partes diferentes del mismo ojo. En otras palabras, cada ojo tiene "visión trinocular" y completa percepción de profundidad pueden ver el mismo objeto hasta de tres formas diferentes. Comparativamente, nosotros necesitamos los dos ojos para poder conseguir una visión binocular. 

Si un camarón mantis pierde un ojo, su otro ojo todavía sería capaz de juzgar profundidad y distancia por sí mismo, como un ser humano con sus dos ojos.

El ojo del camarón mantis es capaz de percibir la luz polarizada y procesarla de formas que el ojo humano no puede hacer. 




Las ondas de luz polarizada se desplazan, o bien en línea recta, o bien en espiral. A diferencia de otras criaturas, este camarón no solo percibe ambas polarizaciones, sino que es capaz de convertirlas de un tipo a otro. Eso le confiere una visión óptima.
Los aparatos de DVD funcionan de una manera parecida. Para leer la información, el aparato debe convertir en luz polarizada espiral el haz de luz que dirige hacia el disco, y luego reconvertirla en luz polarizada lineal. Pero el camarón mantis va un paso más allá. Mientras que un DVD estándar solo convierte la luz roja —o en aparatos de mayor resolución, la luz azul—, el ojo del camarón mantis puede convertir luz de todos los colores del espectro visible.

Algunos piensan que, los patrones de color tan especiales del cuerpo de este animal son tan complejos, precísamente porque esa es la única manera que tienen de distinguirse a la hora del cortejo previo al apareamiento. Con un ojo menos entrenado la camaronesa no podría darse cuenta de la verdad obvia: el Camarón de 32 bits es mucho mejor macho que el camarón VGA.

El ojo del camarón mantis es hermosamente simple: son membranas hechas de células nerviosas curvadas en tubos microscópicos. Si pudiéramos imitar el funcionamiento del ojo del camarón, ya fuera con fibra óptica, nanotubos, o fotodiodos, podríamos crear medios de almacenamiento óptico mucho más eficientes y compactos que los actuales.








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