jueves, 31 de enero de 2013

El color de la piel. ADN mitocondrial.


Los seres humanos somos muy parecidos. La uniformidad casi absoluta de nuestro ADN mitocondrial demuestra que descendemos todos de una combinación genética muy pequeña. Todos los habitantes del planeta provenimos de uno de los cuatro linajes de ADN mitocondrial correspondientes a las hijas de una mujer que salió de África hace más de cien mil años. Aquella mujer, a la que se podría considerar la EVA de nuestra especie, debió ser la última de las hembras pertenecientes a un pequeño grupo, constituido por unas doscientas o trescientas personas, que se separaron del resto de humanos y lograron sobrevivir a las condiciones extremas que entonces se produjeron. El cambio climático y la falta de alimento, obligó a aquella familia a abandonar sus tierras por la ruta del sur. Gracias a aquella migración, se extendió nuestro linaje genético por todo el planeta. 

Hubo otros humanos, de una especie hermana con la que compartíamos antepasados hace medio millón de años, los neandertales, que emprendieron aquél mismo viaje miles de años antes, y que evolucionaron independientemente por todo el continente Europeo. Pero, a pesar de que estos convivieron durante muchos años con nuestros antepasados, nunca se mezclaron genéticamente con ellos y, al final, terminaron extinguiéndose sin dejar descendencia.
Por tanto se puede asegurar sin temor a error que: todos los humanos modernos provenimos de aquellas cuatro mujeres. 
Pero, si todos descendemos de una combinación tan pequeña de genes, entonces... ¿por qué tenemos un aspecto tan diferente unos de otros? 


La selección natural y la adaptación al entorno son los factores que más influyen en ello. La selección sexual es también crucial. Otro factor importante es el clima, que impone la forma corporal; cuanto más frío sea el entorno más bajos y rechonchos nos volvemos para mantener más fácilmente el calor corporal. Es bien sabido también que la estatura varía en proporción a la dieta; cuanta más carne comemos más altos nos hacemos. 
Por otra parte, hay diferencias aún hoy inexplicables; por ejemplo no sabemos por qué los asiáticos tienen plieges epicántricos en los párpados, quizás pueden haberse desarrollado como protección contra el frío. 

Pero lo que más nos diferencia a los unos de los otros, lo más impactante, es el color de la piel, que también forma parte de nuestra herencia genética. Hoy sabemos que esta diferencia de color se debe a la importancia del ácido fólico en el desarrollo fetal y a su interacción con la radiación ultravioleta. 

El exceso de radiación ultravioleta del Sol destruye al ácido fólico; compuesto crucial para el desarrollo embrionario humano. Por esta razón nuestros antepasados africanos tenían que ser oscuros para propiciar su supervivencia a través de la natalidad. Pero, por otro lado, la falta de radiación ultravioleta impide la formación de la vitamina D, y la carencia de esta causa raquitismo, enfermedad que puede ser mortal. Así que, cuando nuestros ancestros de piel oscura migraron a las regiones del norte, donde la radiación solar era más débil, tuvieron que volverse más pálidos para sobrevivir. 

La melanina es la protección natural de nuestra piel. Es un filtro eficaz contra las radiaciones ultravioleta. Por esa razón, para que el organismo pueda fabricar la vitamina D, debe reducirse la cantidad de melanina en la piel. Consecuentemente, conforme nos vamos desplazando progresivamente desde el ecuador hacia los polos terrestres, encontramos que las personas van teniendo la piel más clara cuanto más nos alejamos de las zonas tropicales. 


Este cambio de tonalidad en la piel, que tanto diferencian a unas razas de otras, se ha producido muy lentamente a través de los años. Los científicos calculan que hacen falta veinte mil años para pasar del color negro al blanco. Hoy día, por nuestro modo de vida, ya no es necesaria esa regulación orgánica como respuesta a la radiación solar, así es que, lo que define el color de la piel de las personas son unas diferencias genéticas establecidas hace mucho tiempo en el ADN de nuestros ancestros. 







miércoles, 30 de enero de 2013

Inteligencia y lenguaje

El gato cazará siempre como gato, y su brevísimo período de aprendizaje, de tres o cuatro técnicas básicas, le impedirá intentar sobrevivir mediante la recolección de raíces ante la ausencia de presas. Los grupos sociales de los primates, en cambio, con sus intercambios "culturales" de información, permiten al mono o al Hombre imitar los descubrimientos y habilidades útiles de los demás para alcanzar un mayor control del entorno y multiplicar consecuentemente las posibilidades de supervivencia. Es obvio que los más capacitados en el aprovechamiento de este tipo de comunicaciones tendrán más chances de transmitir su don a la descendencia. 
Darwin opinaba que los animales también tienen inteligencia, siendo la diferencia entre la inteligencia de estos y la de los humanos una cuestión de grado, pero no de esencia. 
En rigor, esto no es así. Los animales no tienen inteligencia, pues no son capaces de elaborar conceptos. Lo que sí tienen es conocimiento sensorial. De modo que, con facultades tales como la imaginación, la memoria y otras, propias de la cognición sensitiva, son capaces de elaborar “perceptos”; es decir, tienen percepciones que les permiten hacerse con una visión adecuada de su entorno, posibilitándoles la supervivencia; sin olvidar por ello la importancia que tiene la herencia genética en los animales en todo aquello que es relativo a la adaptación al medio. El conocimiento intelectual, la elaboración de conceptos abstractos y universales, es algo exclusivo de los humanos. Un animal puede percibir dos piezas de carne, pero sólo un humano sabe lo que es el número dos, la dualidad. La percepción se obtiene a través de una serie de módulos, independientes entre sí e innatos. La cognición, en cambio, se produce en un sistema central que realiza las operaciones mentales que comúnmente denominamos pensamiento. 

La inteligencia es esencialmente astucia, esa especie de versatilidad capaz de resolver problemas nuevos. También se dice que la capacidad de prever eventos es otro aspecto esencial. Otros agregarán a la lista el concepto de creatividad. 

Horace Barlow, de la Universidad de Cambridge define la inteligencia como: “la capacidad de hacer suposiciones que descubren un orden subyacente y nuevo para el individuo". La definición de Barlow encuadra perfectamente la inteligencia humana: la solución a un problema o encontrar la lógica de un argumento, encontrar la analogía correcta, crear una armonía o suponer lo que sucederá a continuación. De hecho, la inteligencia en el sentido humano (que es el único en que podemos considerarla o siquiera concebirla) consiste principalmente en un permanente prevenir los hechos futuros, tanto en las situaciones críticas de la supervivencia como en el quehacer diario. Incluso este proceso es constante e inconsciente: aunque no nos demos cuenta de ello, nuestra inteligencia está intentando adivinar lo que vendrá después aún cuando leemos, escuchando música o cuando alguien nos dirige la palabra. Ningún otro organismo de la Tierra funciona de esta manera ni es capaz de predecir el futuro. 

No debemos confundir inteligencia con otros mecanismos más primitivos, que coexisten dentro de nosotros siendo perfectamente no-inteligentes, estos son los que nos permiten reconocer a una persona que ya hemos visto, o atarnos los cordones de los zapatos. Mamíferos, aves y reptiles también son capaces de efectuar tareas como éstas, y aún mucho más complicadas (pensemos en la construcción del nido de un pájaro, un hormiguero o una colmena de avispas) y, sin embargo no cuentan con nada que se asemeje, ni de lejos, a la lógica o al pensamiento abstracto. 

Si entendemos por inteligencia la capacidad de sacar conclusiones nuevas, entonces la inteligencia debería residir en la corteza cerebral. Calvin explica que "si extendiéramos sobre un plano nuestra corteza cerebral, ocuparía la superficie de cuatro hojas de papel. La de un chimpancé se extendería por una sola hoja, la de un pequeño mono en la superficie de una tarjeta postal, y la de una rata sería como una estampilla". 



Sin embargo, es fácil comprender que la inteligencia no depende solamente de la cantidad de corteza. Ni los monos ni las ratas tienen lenguaje, que es una de las funciones más elevadas del cerebro. Si nuestra inteligencia es una simple mejora de aquella que poseen los roedores o los cuadrumanos, es difícil comprender: por qué la Naturaleza dio un salto cuántico de tal magnitud (inédito en la evolución hasta entonces) para sacar de una especie que vivía en los árboles, otra que es capaz de escribir las tragedias de Shakespeare, bailar como Vaslav Nijinsky o descubrir la Radiación de Hawking y el Principio de Exclusión de Pauli. ¡Y todo ello en un tiempo cien veces inferior al que les tomó a los reptiles para convertirse en simples musarañas! 

Las teorías más modernas afirman que el disparador de la formidable evolución de la inteligencia humana consistió en los grandes y radicales cambios climáticos que nuestro planeta sufrió recientemente (hablando en términos geológicos). Los enfriamientos abruptos seguramente devastaron los ecosistemas de los que dependían nuestros ancestros. Por causa de las bajas temperaturas y las sequías, las selvas del África se secaron y las poblaciones animales comenzaron a colapsar. Los incendios quemaron los bosques produciendo una especie de roza natural. Cuando los pastos reemplazaron a los bosques quemados, los herbívoros se multiplicaron. Nuestro ancestro homínido se quedó sin los árboles que le daban fruta. Vivía ahora en un mundo de pasto y ganado salvaje. Y sus únicas alternativas eran: aprender a comer pasto, aprender a comer herbívoros que a su vez comían pasto, o extinguirse tranquila y calladamente. El problema era que los herbívoros son fuertes y rápidos, y están siempre alerta con respecto a los depredadores. El hombre se dio cuenta de que una rata o un conejo eran tan difíciles de atrapar como una cebra o un ciervo, y sin embargo un conejo tiene menos carne que un ciervo, así es que resultaba más rentable cazar grandes herbívoros, pero la única manera de cazarlos era trabajar en equipos perfectamente entrenados y expertos. Y para ello se necesitaba, como primera medida, un lenguaje. 




Las teorías más aceptadas acerca de la capacidad humana para el lenguaje, como la de Noam Chomsky, establecen que el cerebro humano tiene un circuito innato y especializado para la sintaxis. Ningún otro animal posee un mecanismo, ni remotamente parecido, y éste representa uno de los más grandes —si no el mayor— de los abismos que la evolución debió saltar en poco tiempo para convertirnos de simples grandes monos en humanos. Se puede agregar que el lenguaje es, acaso, el único síntoma inequívoco e indiscutible de inteligencia.

El avance fue tan rápido y explosivo que la naturaleza tuvo que inventar en el cerebro humano una nueva área del lenguaje articulado —el Área de Broca— que no es la que los monos utilizan para articular sus vocalizaciones. (Para poder hablar se necesitan las dos áreas, la de Broca y la de Wernicke, y que no haya alteraciones en la conexión entre ambas. Esta conexión se hace a través de un haz de fibras llamado: fascículo arqueado. Las dos áreas, junto con la zona del Giro Angular, también están implicadas en la lectura y la comprensión de la palabra hablada. Cuando oímos una palabra llega a la corteza auditiva y de ahí pasa al área de Wernicke donde se realiza la comprensión de la palabra). Calvin y Bickerton afirman: "En la mayoría de nosotros, el área crítica para el lenguaje está ubicada justo encima de nuestro oído izquierdo. Los monos carecen de esta área del lenguaje lateral: sus vocalizaciones (así como las exclamaciones emocionales en el hombre) utilizan un área más primitiva ubicada junto al cuerpo calloso". 


Al contrario de lo que pudiese pensarse, la inteligencia no desarrolló el lenguaje, sino que ésta es una consecuencia del desarrollo del lenguaje sintáctico. La falta de lenguaje significa un importante obstáculo para la formación del pensamiento abstracto, la categorización y el planeamiento a futuro. La imaginación en el sentido figurado es, también, una consecuencia del lenguaje sintáctico e imposible sin él. Nuestros antepasados se convirtieron en humanos cuando reemplazaron el repertorio simbólico de los monos para convertirlo en un lenguaje sintáctico. Los chimpancés tienen 36 tipos de vocalizaciones, cada una con su significado. Pueden repetir dos veces un sonido para reforzar su significado, pero no pueden agregar otro para modificarlo. Nosotros también tenemos tres docenas de vocalizaciones —que llamamos fonemas— pero las encadenamos para formar conceptos. Enlazamos sonidos sin significado para construir palabras que tienen un sentido. Los fonemas no llevan mensaje alguno: sólo las palabras comunican contenidos. Por lo tanto, cabría esperar una secuencia vocalización ->palabra protegida por las leyes de la evolución 

La evolución, según Calvin, "a menudo sigue rutas alternativas en vez de 'progresar' a través de adaptaciones". La pasión instintiva del ser humano por pasar de lo simple a lo complejo, que ha determinado, por ejemplo la secuencia: [individuo -> clan familiar ->ciudad-estado -> reino independiente -> imperio centralizado], se evidencia también en [nota -> melodía -> armonía compleja], o en [fonema -> palabra -> frase -> texto complejo], o en [paso -> secuencia rítmica -> danza -> coreografía]. La capacidad de encadenar elementos simples para obtener resultados complejos es la raíz y origen, como se ha visto, del lenguaje, y asimismo de la matemática, la física, la lógica, la filosofía, la literatura, la música y, en fin, de casi todas las más elevadas manifestaciones de la mente humana, esto es, los fenómenos que emergen como resultados de nuestra inteligencia. 
El cerebro humano desarrolló primero soluciones a los problemas concretos, y sólo después de ello llegó al pensamiento abstracto. De la misma manera que los gritos del mono no evolucionaron hacia la palabra, sino que ésta es un invento totalmente nuevo e independiente, así tampoco la inteligencia operativa se transformó por evolución en pensamiento lógico-matemático o abstracto. Los circuitos y las áreas cerebrales que usamos para movernos o alimentarnos no tienen nada que ver con las que nos permiten resolver cálculos, por ejemplo. Al igual que en el tema lingüístico, los monos poseen aquellos pero ni siquiera muestran vestigios embrionarios de éstos. Es por ello que puede postularse que la inteligencia (caracterizada por la capacidad de abstracción) no desciende de la inteligencia "motriz" o de supervivencia de los demás primates, sino que es un desarrollo nuevo de la naturaleza. 

Es obvio que la capacidad abstracta de la inteligencia está también interrelacionada con el lenguaje, porque difícilmente una especie no hablante pueda concebir una entidad abstracta como el tiempo o la justicia si no está capacitada para definirla mediante la palabra. 

Es posible que la mayor parte de la inteligencia se deba, paradójicamente, a una multitud de procesos evolutivos darwinistas que se caracterizan por ser no inteligentes. Se ha demostrado que la mayor parte de nuestra inteligencia se basa en procedimientos rutinarios o de simple obediencia a reglas elementales. Pero, a la vez, procesos mucho más elevados tienen lugar todo el tiempo. Expectativas acerca de lo que sucederá después, previsión de posibles problemas, evaluación de conceptos y comparaciones, definición de entidades abstractas, conceptos que se anidan en otros conceptos y, por sobre todo, la estrella indiscutida de la evolución sobre el planeta: el lenguaje. 

La metáfora, la armonía, las frases incrustadas, la creatividad, todas ellas son consecuencias de la más elevada forma de inteligencia, y son generadas en áreas del cerebro que ninguna otra especie desarrolló jamás. El impresionante salto cuántico dado por la naturaleza entre el cerebro de nuestro más avanzado primo simiesco y el nuestro propio no puede ser mensurado, definido ni explicado por medio de simplezas. La inteligencia y el desarrollo del lenguaje siguieron caminos paralelos e interrelacionados, a tal punto que no se cree posible, hoy en día, que el uno pudiese haber llegado a existir sin el concurso del otro. 

La capacidad lingüística humana no es una simple mejora de los circuitos no sintácticos del chimpancé, es un circuito paralelo, creado independientemente por los procesos evolutivos lingüísticos-mentales, que trabajan coordinadamente superpuestos con los simiescos (que en el hombre, como ya explicamos, controlan las exclamaciones e interjecciones. 


Calvin señala que la capacidad sintáctica puede haber derivado, más bien, de la evolución de los circuitos de reconocimiento fisonómico o de jerarquías sociales más bien que de los de vocalizaciones, porque de otro modo las exclamaciones habrían sido suprimidas al ser reemplazadas por un lenguaje verbal. Sin embargo, no hemos perdido las interjecciones, ayes ni exclamaciones, sino que caminan por circuitos diferentes que las palabras habladas. 



Fuentes:
*Carlos A. Marmelada. Ampliación del artículo El origen de la inteligencia humana, según Arsuaga
*Marcelo Dos Santos. La evolución de la inteligencia.
*Banco de imágenes INTEF.

martes, 29 de enero de 2013

Palíndromo


D.R.A.E.

palíndromo.  (Del gr. palin, otra vez, y dromos, pista de carreras). (Carrera en círculo)

1. m. Palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda.

Un palíndromo es una palabra, número o frase, que se lee igual hacia adelante que hacia atrás. Si se trata de un número, se llama capicúa. Habitualmente, las frases palindrómicas se resienten en su significado cuanto más largas son. 

Normalmente se entiende por palíndromo aquel que toma por unidad la letra, es decir, cuya última letra es la misma que la primera, la penúltima es la misma que la segunda, etc. Es el caso de palabras tales como reconocer o anilina. Sin embargo, también se puede tomar como unidad la sílaba (por ejemplo, gato con toga, aunque en este caso podría ser calificado como anagrama), la palabra o incluso el renglón. 


Algunos ejemplos:


  • Dábale arroz a la zorra el abad. 
  • La ruta nos aportó otro paso natural. 
  • A mamá, Roma le aviva el amor a papá y a papá, Roma le aviva el amor a Mamá.
  • Ligar es ser ágil. 


Curiosidades 

En latín también se conoce el palíndromo del cuadrado Sator: Sator Arepo tenet opera rotas (el sembrador Arepo guía con destreza las ruedas), que tiene la particularidad de que puede escribirse como un cuadrado que se puede leer tanto horizontal como verticalmente:


S A T O R 

A R E P O 

T E N E T 

O P E R A 

R O T A S 

Algunos sugieren que las letras de este cuadrado se puede reordenar para que se lea "paternoster" dos veces y quedaría A y O (alfa yomega). Es decir, se trataría de una oración cristiana:



A T O 



PATERNOSTER 



O T A 




Bifrontes, o Semi-palíndromos, Son aquellas palabras que leídas al revés tienen distinto significado. 

· Adán - nada  / amar - rama /  amor - Roma / animal - lámina / odio - oído / oir - río / rata - atar / ratón - notar / zorra - arroz / ...


Fuente

lunes, 28 de enero de 2013

Breve historia del español o castellano.



La lengua que conocemos como español o también castellano (denominación empleada dentro de España), es una lengua romance o latina que se gestó y se formó paulatinamente en una región de la península Ibérica entre el siglo VI d.C. y el siglo IX-X d. C., aproximadamente entre el año 500 y el año 800 ó 900 d. C., como todas las lenguas romances, sin que existiera antes, apareciendo sus primeros testimonios escritos en glosas junto a escritos en puro latín, hacia finales del siglo X o inicios del siglo XI d. C.

Las lenguas romances o latinas son un grupo de lenguas generadas por deformación y evolución directa del latín, es decir, son todas ellas latín modificado, de las cuales las principales vivas son italiano, rumano, retorromance, sardo, francés, occitano en todas sus variantes, castellano o español, catalán, gallego y portugués (además de muchas otras lenguas minoritarias o dialectos de lenguas romances perdidas). Todas ellas son a su vez indoeuropeas. Esto es así porque son latín modificado y el latín es una lengua indoeuropea del subgrupo itálico, lo que quiere decir que el grueso de su léxico y las estructuras de la lengua son indoeuropeas. De hecho la casi totalidad de las lenguas generadas en Europa son indoeuropeas, desarrolladas por pueblos que en época prehistórica, anterior a todo documento escrito, fueron asentándose en todos los territorios indoeuropeos y haciendo nacer lenguas a partir de un remoto tronco lingüístico común que llamamos indoeuropeo. 

Toda lengua es lo que es, según su estructura que se debe a su génesis, y no es nunca "la mezcla de otras lenguas", aunque todas las lenguas conocidas adquieren "ladrillos" o "algunas piedras" para su edificio, procedentes de otras lenguas con las que a lo largo de su historia han estado en contacto cultural, geográfico o político. Estos “ladrillos” (palabras o raíces que llamamos préstamos) adquieren nueva forma y nuevos rasgos funcionales dentro del edificio de la lengua. Es por eso que a pesar de que las palabras del inglés (del inglés total, hablado y literario, no del limitado inglés hablado cotidianamente en la calle) son mayoritariamente de origen latino por adquisición (hacia un 70%), el inglés no es una lengua romance o latina, sino del grupo indoeuropeo anglogermánico, o germánico occidental, porque germánicas son todas las estructuras que rigen el edificio de la lengua. 

En las lenguas romances, como por ejemplo el español, todo el edificio estructural de la lengua procede del latín y es por eso que para sus lingüistas es imprescindible estudiar latín, porque sólo haciéndolo van a entender hasta el fondo la estructura de cualquier lengua romance (no sólo el español, cualquiera de ellas). 

Con estas apreciaciones, y dado que el español es latín modificado, remotamente la historia del español se puede llevar como mucho al momento en que penetra en Hispania la lengua madre del español, o sea, cuando los romanos, procedentes de Italia como todos sabemos, penetran en Hispania como parte de una ofensiva contra los cartagineses, lo que sucede a finales del siglo III a.C. En ese momento en Hispania se hablaban muy diversas lenguas por los diversos pueblos que la habitaban, como el ibérico (lengua no indoeuropea hablada en toda la orla costera mediterránea), el celtibérico en la meseta central que era un mosaico de dialectos (variante peninsular del celta, lengua indoeuropea que entonces se hablaba también en todo lo que es la actual Francia y Bélgica, en Irlanda y en Inglaterra), el cántabro y el astur (lenguas de cuya naturaleza apenas sabemos nada), el vasco (otra lengua no indoeuropea, muy minoritaria, hablada en las montañas de Vasconia en el nordeste del litoral cantábrico, y cuya zona mayor de habla no pertenecía a Hispania, sino se situaba más bien en el sudoeste de la actual Francia). 





Los romanos incorporaron en breve Hispania a sus territorios y se produjo entonces en estas tierras (como en otras del Imperio Romano) el fenómeno de aculturación más potente que se conoce en toda la antigüedad y que llamamos romanización. Consistió este en la traída de una tecnología, formas de vida, organizaciones políticas, estructuras del poblamiento y urbanas, instituciones sociales, escuelas, etc. infinitamente más desarrolladas y avanzadas que las de las poblaciones locales, que poco a poco no sólo abandonaron sus formas de vida en un rápido proceso para sumarse a las nuevas, sino también olvidaron todas sus lenguas en un periodo comprendido entre el siglo III a.C. y el siglo I d.C. De este modo desde el siglo I d.C., ya habían desaparecido todas las lenguas prerromanas de la península Ibérica, excepto una pequeña comunidad de hablantes del vasco o euskera refugiados en los montes de Vasconia que siguieron con sus formas de vida, montes y bosques donde nunca penetraron romanos ni gente romanizada, pues la zona carecía de todo interés económico para ellos. Puede decirse que salvo ellos, todos los hablantes de Hispania hablaban latín, normalmente a nivel popular, lo que se llama latín vulgar, al igual que se hacía en toda la mitad occidental del Imperio Romano (los actuales países del Mediterráneo central y occidental). 


Así las cosas, los hablantes de Hispania siguieron hablando latín durante varios siglos, pero a fines del siglo V d.C. en medio de una tremenda crisis política, se derrumba el Imperio Romano Occidental y con su estructura política desaparecen las instituciones, ejército, administración, red de escuelas públicas, comercio lejano, etc. Sus territorios quedan sumidos en un aislamiento muy considerable en que empieza a surgir un mosaico de reinos regidos por élites bárbaras (en su mayoría de origen germánico). Es entonces cuando en todos estos territorios las diversas masas de población campesina aisladas y sin la normalización que proporcionan escuelas, servicios municipales y del ejército, comercio continuo, influencia del latín culto, etc., van a empezar a intensificar fuertemente una deformación según tendencias locales del latín vulgar, generando, en un proceso de tres o cuatro siglos, las llamadas lenguas romances (del latín romanice, es decir, habla "a la manera romana"). El español, que entonces sí que sólo podría llamarse "romance castellano", se generó en una región muy concreta comprendida entre el sur de Cantabria, norte de Burgos y parte de la Rioja (lo que sería después el primitivo condado de Castilla que dio lugar al reino de Castilla) y fue expandiéndose por la península en la Edad Media sobre todo hacia el sur al ritmo de la Reconquista de territorios a los musulmanes que habían invadido buena parte de Hispania desde inicios del siglo VIII. La larga historia posterior de esta lengua, conocida internacionalmente como español de manera general al menos desde el siglo XIV, es bastante sabida, así como su exportación a América y su enorme número de hablantes. Por la génesis y la vida de esta lengua, en lo que se refiere a su léxico tenemos la siguiente situación: 
La lengua se formó a partir del latín y su léxico, luego, aparte de todas las estructuras lingüísticas, las palabras patrimoniales son básicamente latinas. Por el hecho de ser latinas son a la vez indoeuropeas, pues las raíces latinas en su conjunto tienen un origen indoeuropeo. Pero en ese léxico latino vulgar, por ser el latín una lengua viva que también tenía su contacto con otras lenguas, había ya algunos préstamos de otras lenguas que conservamos, como: 

*Palabras de origen griego que constituyen el principal grupo de préstamos en el latín. El griego, lengua que alcanzó su esplendor cultural varios siglos antes que el latín, siempre fue una lengua de contacto (de adstrato) para el latín, dada su pujanza y grado de uso en la zona oriental del Mediterráneo. Y así incluso en el Imperio romano, en la zona Oriental se hablaba corrientemente griego. Esto hacía que además todos los romanos con estudios superiores estudiaran también griego, y aunque en Hispania no se habló jamás griego al menos por parte de la gente corriente y modesta, una serie de palabras griegas habían pasado a formar parte del latín, y así desde el origen, tenemos toda una serie de palabras del vocabulario corriente que son remotamente de origen griego, como por ejemplo pena, bodega, perejil, ampolla o teatro

*Unas pocas palabras de origen celta, como por ejemplo canto (con el sentido de borde) o salmón, lengua hablada en toda la Galia y en su variante celtibérica en buena parte de Hispania cuando los romanos llegaron. Del celtíbero parece proceder por ejemplo la palabra perro

*Algunas palabras de origen germánico introducidas en el latín vulgar, no sólo porque los germanos eran los vecinos del norte, sino porque de hecho penetraron en el Imperio Romano. Además, por ejemplo en Hispania, a la caída del Imperio Romano se formó un reino visigodo, regido por unas élites guerreras visigodas que, aunque hablaban latín, tenían una lengua germánica como lengua materna. Así por una vía o por otra, llegaron al latín vulgar tardío palabras germánicas, como por ejemplo guerra, guardar, esclavo o rico

*Algunas escasísimas palabras de las que se sospecha un origen peninsular prerromano, procedentes de las lenguas hispanas extintas, pero que pudieron quedar en el fondo léxico de los hablantes hispanos del latín, como la palabra balsa o algunos topónimos, así como alguna escasísima palabra de origen vasco, lengua vecina de la comunidad que gestó el castellano, como por ejemplo izquierda o cencerro

*Por último en el latín también había raros términos de distintas lenguas orientales, como por ejemplo la palabra tiro y el verbo tirar, que parecen proceder del persa. 

El castellano gestado, como todas las lenguas romances, era en principio una lengua de campesinos analfabetos y gentes muy modestas con un vocabulario limitado referido a las cosas concretas de la vida. Las élites cultas de la sociedad seguían hablando y escribiendo latín, y sólo en esta lengua podían comunicarse entre ellos y expresar sin problemas toda la riqueza posible de ideas. En cuanto el castellano o español tuvo que ser utilizado para legislar, para escribir para el pueblo, etc. de la mano de formas estatales más complejas, desde los estratos cultos de la sociedad se produjo un traslado directo de infinitos términos del latín que la lengua romance había olvidado. Fue muy sencillo, pues fue insertar de nuevo latín dentro del latín. Este proceso de culturización y ampliación léxica se produjo en todas las lenguas romances (francés, italiano, ...etc.) y hasta en algunas no romances como el inglés, en que lo hicieron copiando del francés. En el caso del español este proceso tuvo su mayor intensidad en el siglo XII y se prolongó con fuerza hasta el XV, aunque más levemente nunca cesó y continúa hasta la actualidad con la configuración de nuevos términos a partir de raíces latinas (piénsese en vocablos como ferrocarril, frigorífico, avión o astronave).
 
Un importante grupo de arabismos. Los musulmanes y con ellos la lengua árabe penetraron a principios del siglo VIII en la península y acabaron con el debilitado estado visigodo, una parte de cuyas últimas élites huyó al norte de España. Los musulmanes que pasaron no fueron tantos: unas escasas élites de origen árabe y un contingente de tropas de origen bereber norteafricano, pero impusieron su poder político en parte del territorio y allá donde lo hicieron buena parte de la población hispanorromana se arabizó en lo religioso y cultural y poco a poco también en lo lingüístico. Los musulmanes estuvieron presentes en la península (sobre todo en el Sur) hasta fines del siglo XV, ocupando más o menos territorios según las épocas, ya que la Reconquista de los estados cristianos del norte los fue reduciendo territorialmente a lo largo de la Edad Media y al final sólo tenían un reino en Granada. En los territorios ocupados por los árabes en principio también se hablaban lenguas romances (se conocen como mozárabes, por la presencia de vocablos árabes en ellas), pero se fueron perdiendo ante la presión del árabe. Cuando las élites árabes fueron definitivamente expulsadas, los procesos de repoblación y otras medidas erradicaron el árabe. Sin embargo quedó un importante grupo de vocablos de origen árabe en el español, como algarabía, alcalde, acequia, etc. 

Un importante bloque de palabras de origen griego, algunas trasladadas del griego clásico, pero en su mayoría neologismos de nueva acuñación para las diversas ciencias. En efecto, desde fines del siglo XV, en parte por el traslado de muchos eruditos y textos de Constantinopla tomada por los turcos, y en buena medida por el fenómeno cultural llamado Renacimiento y Humanismo, que supone una intensa recuperación cultural del mundo clásico griego y romano, no sólo intensifica la recuperación de más términos latinos, sino que inaugura un despegue de la ciencia que es creciente y un recurso cada vez más intenso que se prolonga hasta nuestros días a las raíces griegas para la creación de innumerables términos, sobre todo científicos, como telescopio, bacteria, hematuria, cardiología y todos los que podamos evocar. Este fenómeno no es exclusivo del español, sino que se da en general en las lenguas europeas y occidentales. 

Toda una serie de palabras procedentes de lenguas americanas (mapuche, maya, quechua...etc.). En efecto, desde la llegada de Colón a América a fines del siglo XV y la incorporación de muchos de sus territorios a la Corona de Castilla, el español será exportado a América y constituirá lengua usual y oficial de la mayoría de países latinoamericanos. Allí entra en contacto con nuevos productos que denominar y en general con muchas lenguas previas, de las que tomará toda una serie de vocablos, como por ejemplo tomate, maíz, cacique, etc. 

Algunas palabras procedentes de lenguas de la península ibérica, como el catalán, gallego o portugués. En general son palabras que se insertan muy bien en la lengua, pues suelen ser palabras latinas, sólo que evolucionadas en otra comunidad romance. 

Algunos italianismos, introducidos sobre todo desde el Renacimiento y relacionados sobre todo con el campo de las artes y la literatura, como por ejemplo, novela, piano o esdrújula

Una serie de galicismos o palabras del francés, lengua que tiene una preeminencia política y cultural grande en los siglos XVIII y XIX y que hasta bien entrado el siglo XX fue considerada la lengua internacional de la diplomacia, que son palabras como por ejemplo jefe, garaje, chófer o mermelada. Del francés y el italiano cabe decir lo mismo que de las lenguas peninsulares: sus préstamos son mayoritariamente de origen latino, sólo que evolucionados en otra comunidad romance, por lo que en general se adaptan fácilmente a la lengua. 

Una serie de anglicismos o palabras procedentes del inglés, lengua cuya preeminencia internacional se da hoy en día con mucha fuerza. Estos préstamos, si realmente son de palabras de raíz anglogermánica, son de más difícil adaptación y siempre hay dudas en su variación morfológica hasta lograr una adaptación completa. Son palabras como fútbol, cóctel, esnob, etc. Pero a veces el inglés lo que nos reenvía son puros cultismos latinos en nada ajenos, que esa lengua había adquirido del latín a través de otras lenguas romances, como video o informática. 

Por último también el español, lengua viva y en contacto general con el mundo, como todas las lenguas, puede tener esporádicamente algunas palabras aisladas tomada en distintos momentos de su historia pasada o presente de muy diversas lenguas, como africanas o asiáticas. 



viernes, 25 de enero de 2013

Dogmas académicos en las ciencias.



Casi todos los académicos, científicos y "Especialistas" son víctimas, en las "Ciencias" de las que son expertos, de su lema "Lo que yo no se, no existe".

Es interesante reflexionar sobre qué significa ser "Especialista", término al que nos referimos como a "alguien que sabe casi todo de casi nada y casi nada de casi todo". Y entre puros especialistas, no quieren saber nada los unos de los otros, cuidando con tanto celo sus parcelas, que muy a menudo investigan lo mismo que otros colegas en el mismo instante y en la habitación contigua.

Todo está relacionado con todo y por tanto, una visión generalista de distintas "Ciencias", condiciona una apertura de creatividad que permitirá un avance, nada desdeñable, en la investigación y en la evolución humanas. Así, podemos relacionar la física con la astronomía; ésta con las matemáticas; ésta con la aeronáutica; ésta con la ingeniería de materiales; ésta con la química; ésta con la nutrición; ésta con la medicina.... y todas ellas entre sí, porque siempre habrá algún tipo de vínculo e interconexión.

En las universidades, los catedráticos enseñan sus "verdades" bajo los paradigmas, dogmas científicos e incluso mitos folklóricos que a ellos les enseñaron, perpetuando de este modo, generación tras generación, la misma fórmula. Podemos decir por tanto, que el sistema de educación es un sistema de adoctrinamiento, una temprana forma de control mental, que moldea nuestra conciencia como si se tratara de un animal o un autómata.

Los alumnos son obligados a memorizar para luego repetir. Se nos enseña a NO pensar y a memorizar fórmulas desconectadas entre si, sin saber cómo llegar a ellas. No se promueve la sinergia entre especialidades, ni la combinación e interconexión de ideas. El lema que siempre se ha usado para controlar a las grandes masas de población es "divide y reinarás". Nos hacen adquirir el conocimiento de una forma compartimentada, llegando el nivel de la especialización a los límites más absurdos. Si alguien de una especialidad distinta se permite aportar una opinión, se le desacredita por no poseer de un título, de un documento que justifique que ha sido adoctrinado en esa especialidad. Así, un médico, al recibir una opinión médica de alguien ajeno a la medicina, lo subestimará y sonreirá para sus adentros sin prestarle atención, al igual que ocurrirá con psicólogos, ingenieros, arquitectos o cualquier otro facultativo. De esta forma de proceder, trata un film llamado "el aceite de la vida", basado en un caso real, donde el hijo de un matrimonio es víctima de una enfermedad degenerativa incurable, la cual, por los pocos casos que se dan, no interesa investigar. La pareja se obsesiona hasta tal punto que abandonan sus respectivos trabajos y careciendo de conocimientos en medicina, investigan día y noche hasta hallar un aceite que logra detener la enfermedad.

Cuando estudiamos, es tanta la materia absurda que nos hacen deglutir, que no dejan tiempo material para poderse cuestionar si es o no verdadero y razonable todo lo que nos fuerzan a memorizar. Especialmente en los estudios universitarios, se hace patente que se instruye en mucha información completamente inútil, actuando de relleno, omitiendo inculcar nobles valores humanos, éticos, morales, espirituales y de autoestima con los que convertirse en personas humanas con conciencia. Por tanto, se fundan de este modo unos cimientos, que tanto si son correctos como falaces, acabarán formando parte del bagaje del licenciado y sobre estos conocimientos incuestionados es sobre los que se erigirá el progreso y el futuro de la nueva ciencia. También sobre esa base se perpetuará el crimen, ya que será la cantera de los nuevos profesores. El sistema, una vez aceitado, se auto perpetúa inexorablemente sin mayor revisión. Los maestros pasan por el sistema de adoctrinamiento para ser programados, entrando luego a escuelas y universidades para adoctrinar a la siguiente generación, programando a los estudiantes en un ciclo sin fin. Si un profesor trata de cambiar esta realidad, inmediatamente pierde su trabajo.

Tal vez, uno de los casos más flagrantes de terrorismo académico son los laboratorios farmacéuticos, los cuales aportan a la sociedad, tanto la mercancía comercializada como sus ensayos, estudios y prospectos, sin apenas ser cuestionado por ninguna entidad independiente y en muchos casos con la ayuda gubernamental a través de sus grupos de presión y de su gente infiltrada en los estamentos públicos. Como reza la frase "él se lo guisa, él se lo come". Y lo que adoctrinan los grandes laboratorios es lo que engrosa esa fuente, esos cimientos de lo que se enseñará a nuestros jóvenes farmacéuticos y médicos, los cuales gozan de indudable crédito y respeto por sus "conocimientos" ante la sociedad, olvidándonos incluso de que son especialistas en las enfermedades y no en la salud, algo que algunos profesionales concienciados ya empiezan a cambiar.

Si además pensamos en el tiempo libre del que dispone la población para dedicarlo a pensar, cuestionar dogmas e investigar por si mismos su veracidad, nos daremos cuenta de que es inexistente, ya que el ser humano, vive relativamente poco.

Pensemos en la edad en la que un joven médico termina su licenciatura y se incorpora a la sociedad laboral. Pongamos los casi 30 años, que es cuando empieza realmente a aplicar sus conocimientos. A los 35 años tiene un bagaje suficiente como para adentrarse en terrenos nuevos y desconocidos para sus conocimientos. Pero no hay que olvidar que a esa edad, puede empezar a presionar el reloj biológico, si es que no lo hizo antes y decide tener hijos para evitar que "se le pase el arroz". La educación y cuidado de los niños supone tiempo. A eso sumémosle que la familia y los amigos también exigen de tiempo (más si se trata de un grupo cerrado, bien cohesionado y muy intercomunicado), que se traduce en los fines de semana y algunas tarde/noches. Si la jornada laboral se dedica a tareas orientadas completamente al rendimiento monetario o dicho de otro modo, a la supervivencia económico-familiar, ¿cuando tiempo le queda para investigar, aprender y educarse en materias que no le impliquen un beneficio económico directo?. Por si esto fuera poco, los medios de comunicación intentan ocupar nuestro mínimo tiempo de ocio con fútbol a todas horas, telenovelas, concursos, debates enfocados a enfrentamientos sobre banalidades y con noticias desinformativas, alejadas de la realidad y repetitivas. Recuerdo una noticia en la que, en tono de alarma, se decía que a, consecuencia de la deriva de las placas continentales, el continente americano se partiría en dos y eso podría ocurrir en, solamente, 50.000 años. La pregunta sería ¿A alguien le importa realmente esa noticia de tono alarmista? y ¿alguien espera vivir una cincuenta millonésima parte de esos años?. La noticia se siguió extendiendo durante días, al igual que hizo en su momento aquella que decía que de aquí a siete mil millones de años el sol engulliría a la Tierra y por tanto, debíamos estudiar modos de poder migrar a otros planetas. Terrible!!!

Todos somos conscientes de que el tiempo de exposición a la basura en medios de comunicación aumenta exponencialmente y a pesar de ello, seguimos consumiéndola. También la gente toma conciencia y se llena la boca conversando acerca del decreciente nivel de estudios, enseñándose cada vez más tarde lo que se considera básico e importante y que la especialización cada vez nos hace menos capaces de opinión y más autómatas dentro de la cadena de montaje de la sociedad.

A los 50 años empieza a disminuir drásticamente la capacidad de imaginación y creatividad, así como la energía para luchar contra el credo común, energía que además han mitigado mediante la introducción de Flúor en el agua que bebemos, aditivos a las plantas y animales que comemos, medicamentos y drogas varias a los que nos hacen adictos y vacunas que nos obligan y coaccionan a administrar desde niños. La suma de todos estos factores, que no son pocos, ocasionan que terminemos aceptando de forma sumisa que lo recibido en nuestra educación es la realidad y por tanto, lo que habrá que transmitir a la próxima generación.

Un ejemplo aún más aplastante de dogma académico es la cátedra de Egiptología. ¿Quiénes fundaron los primeros estudios y aportaron esos conocimientos iniciales sobre los que se basa esa "Ciencia" histórica?. Exploradores, a menudo sin conocimientos de historia, pertenecientes a familias ricas que, huyendo de las vicisitudes de su estatus, decidieron aventurarse en la búsqueda de tesoros. Casos como el del coronel británico Richard W. Howard Vyse, quien tras años de elevado gasto de la fortuna familiar en excavaciones infructuosas sin obtener beneficio alguno, tenía que satisfacer su ego y demostrar que su decisión aventurera contribuía finalmente a engrosar de algún modo el status y fortuna familiar, ya fuera en forma de fama, dinero o cualquier otra ganancia cuantificable. Carente de todo escrúpulo, se abrió camino con dinamita en la pirámide de Micerinos y en la de Keops, grabando luego falsas inscripciones jeroglíficas dentro de la gran pirámide, alegando de este modo que había descubierto la tumba del famoso faraón Koffu o Keops. Muchos años después se descubrió el engaño gracias a un mejor conocimiento de la escritura egipcia, al percatarse de las graves faltas ortográficas cometidas con glifos que el explorador tomó prestados del templo del faraón Koffu, cercano a la pirámide y de época mucho más tardía. Estos personajes fueron los que, haciendo acopio de su audaz imaginación, crearon mitos como el de que los egipcios creían en el ascenso del alma del faraón desde la pirámide hasta el ojo de Ra, que los esperaba en el cielo. Y así, toda la liturgia creada en relación a los enterramientos más famosos de la historia.

La fórmula aplicable al sistema educativo es: "Dogmas científicos + Corrupción = Terrorismo Académico y Científico"

Lejos de calificar toda esta tesis como una teoría más de la Conspiración, palabra que causa espanto, indignación, escandalosa huída como si de blasfemia se tratara y una risotada que nos han enseñado a interpretar delante de cualquier interlocutor para que no se nos tome por locos al mostrar que podemos llegar a cuestionarnos esa realidad, lo que solemos preguntarnos es el "motivo" que lleva a imponer este cúmulo de técnicas de desinformación, de elusión y de substitución de la realidad por una impostura en la que nos obligan a vivir. Amansar y estupidecer a la población es sin lugar a dudas la mejor fórmula para que continúe y se amplíe el control del establishment y mantenimiento del poder que se impone cada vez más en una sociedad de globalización creciente. Todos vemos como aumenta el número de pobres y disminuye a su vez el número de ricos aunque, sorprendentemente, los muy ricos cada vez amasan mayores fortunas a pesar de la crisis. Una gran pirámide donde los centros de poder, lejos de estar más compartidos como nos quieren hacer creer, están cada vez más focalizados y fortificados, tirando de los hilos cada vez menos personas en la cúspide de la pirámide de control mundial.

Destapar tanto engaño no resulta fácil, ya que es condición que se perpetúa durante miles de años. Se conocía perfectamente la redondez de la tierra cuando se decidió adoctrinar sobre la idea de que la tierra era plana. Cuando abandonaron esa doctrina fue como consecuencia de no poder continuar por más tiempo con ella, por ser demasiado evidente el engaño en determinado momento de la evolución humana.

Hoy en día, arrastramos adoctrinamientos tan o más falsos que la teoría de que la tierra es plana, pero algo repetido y reiterado hasta la saciedad, enseñado desde los primeros estadios de la tierna y dúctil infancia y sin alternativas que lleguen fácilmente a oídos de todos los públicos, perpetúa el seguir viviendo en la oscuridad.

El consejo más razonable que puede darse es que toda ciencia o especialidad debe utilizarse como un referente y jamás como un dogma irrefutable.

Solo la ambición y el entusiasmo por llegar al conocimiento de la verdad, tomándose la molestia de escuchar todos los argumentos y puntos de vista, por ambiguos, descabellados y extremistas que en determinado momento pudieran parecer, nos permitirá valorar y sopesar todo en su justa medida, discriminando mejor lo real de lo falaz. Tomemos en consideración todas las explicaciones y demostremos que la inteligencia sigue latente en el ser humano.



jueves, 24 de enero de 2013

Temperie, por tiempo atmosférico.


Se llama "tiempo atmosférico" o “tiempo meteorológico”, al estado de humedad y temperatura que presenta la troposfera en un momento y un lugar determinados, y su evolución en las horas o días siguientes. 

Sin embargo, existen algunos problemas en la utilización del término "tiempo atmosférico", pues de principio presenta dos connotaciones: una de tiempo cronológico y la otra de tiempo atmosférico. Ante esta situación algunos investigadores sugieren cambiarle el nombre. 

Algunos estudiosos del clima opinan que en el idioma español no existe una palabra que defina satisfactoriamente al tiempo atmosférico, y creen que la palabra mejor empleada debería ser "temperie", que de manera común también se usa como tiempo atmosférico. 

La palabra temperie proviene del latín y su significado etimológico es el grado de calor o humedad en la atmósfera. 

El vocablo involucra los dos elementos más importantes para definir el tiempo atmosférico y el clima. Prácticamente de ambos se derivan los demás elementos atmosféricos, razón por la que la palabra temperie reúne las cualidades para ser usada en sustitución del término -tiempo atmosférico-. 

En los países de habla inglesa tienen la palabra "weather", y no “atmospheric time”, para definir al tiempo atmosférico; en Alemania se usa la palabra "das wetter", y no “atmosphärisch Zeit”; de igual modo en Japón acostumbran a usa el vocablo "tenkoo" para el mismo propósito. Y en los países donde se habla español se debe adoptar una teminología meteorológica que contenga fundamentos epistemológicos para tratar con mayor propiedad las variables del argot atmosférico. 

Las palabras "temperie" y "tiempo atmosférico" son sinónimos, pues ambos significan condiciones físicas que se desarrollan en el medio ambiente. Sin embargo, sería conveniente utilizar el término temperie para evitar ambigüedades en la interpretación atmosférica. 

Conclusión: La expresión tiempo atmosférico propicia confusiones de concepto, así su utilización puede resultar errónea a veces, confundiéndose tiempo con condiciones climáticas cuando en realidad se esté haciendo mención al tiempo cronológico; por esta razón se sugiere que se utilice el termino temperie, que en esencia es sinónimo de situaciones atmosféricas momentáneas, sin lugar a confusión.





miércoles, 23 de enero de 2013

Plantas. Fotosíntesis y respiración.

Fuente: banco de imágenes y sonidos del intef

Las plantas, durante el día, elaboran su propio alimento en forma de hidratos de carbono o azúcares de los que se nutren para vivir y crecer, como cualquier otro ser vivo. Ese alimento, que no es consumido inmediatamente, lo almacenan en sus tejidos; de la misma forma que los animales guardamos la energía de los alimentos que consumimos en forma de reservas de grasa animal, o adipocitos, ellas lo acumulan en sus tubérculos, frutos o semillas, en forma de almidón

Las plantas utilizan sus raíces, además de para fijarse al suelo, para absorber, disueltos en agua, los minerales del terreno que las sustentan (nitrógeno, fósforo, potásio…). Estos, en forma de sales minerales disueltas, o savia bruta, ascienden por el tallo por el interior de finos tubos, llamados vasos leñosos, hasta llegar a las hojas. El exceso de agua en el suelo dificulta la respiración de las raíces de la mayoría de las plantas, excepto de las acuáticas, que pueden respirar aun estando encharcadas. 

Fuente: banco de imágenes y sonidos del intef

Mediante las hojas, en presencia de luz solar, las plantas respiran absorbiendo dióxido de carbono de la atmósfera,  y utilizando la energía luminosa de los fotones que les aporta la luz del Sol, mediante un proceso químico llamado fotosíntesis, convierten la savia bruta (minerales y agua) en savia elaborada, que es transportada a todos los rincones del vegetal mediante vasos liberianos (las venas de las plantas) para que sirva de alimento a sus células. 

En esa reacción química diaria se combina el dióxido de carbono del aire con el agua de la savia bruta (materia inorgánica) para producir materia orgánica en forma de hidratos de carbono, y se genera también un material residual, el cual es desechado a través de unos poros llamados estomas situados en la parte inferior de la hoja; la que no recibe luz. Este material residual, liberado por las plantas clorofílicas, es el oxígeno, ese gas necesario e imprescindible para la mayoría de los seres vivos del planeta. 



De noche, sin embargo, en ausencia de luz solar, sucede exactamente lo contrario: la planta respira absorbiendo oxígeno del aire y lo combina con sus reservas de almidón, produciendo así dióxido de carbono y agua (en forma de vapor), y también energía excedente de dicha reacción química. 
Esta energía excedente, liberada durante la noche, la utiliza la planta para transportar nutrientes, mover sus tallos y hojas, reproducirse, crecer, calentarse, etc. 


Las plantas necesitan respirar continuamente, tanto de noche como de día. La fotosíntesis, en cambio, sólo puede tener lugar de día, en presencia de luz. 
Para poder llevar a cabo la fotosíntesis, además de luz, la planta necesita de una sustancia llamada clorofila. La clorofila está formada por moléculas que se encuentran ancladas a las membranas de unos orgánulos llamados cloroplastos, en las profundidades de las células de la planta, estas moléculas atrapan electrones excitados que se liberan cuando los fotones bombardean las estructuras vegetales. Las moléculas de clorofila trabajan en equipo para recoger esos electrones liberados que, cuando son re-excitados por más fotones, promueven la síntesis de ATP (paquetes energéticos de las células) produciéndose entonces la extracción del hidrógeno del agua y liberándose energía.

Los primeros organismos que liberaron oxigeno a la atmósfera retirando a la vez grandes cantidades de dióxido de carbono, como precursores de las primeras plantas, fueron los estromatolitos.
Hace 3.500 millones de años, estas estructuras formadas por colonias de organismos unicelulares llamados cianobacterias, estratificados sobre partículas carbonatadas en rocas sedimentarias agrupadas en zonas de aguas someras de mares cálidos, fueron los primeros seres vivos en liberar oxígeno a la atmósfera, propiciando así el desarrollo posterior de seres pluricelulares hasta llegar al actual homo sapiens sapiens.

Estromatolitos en Bahía Shark, Australia. Fuente Wikipedia.

lunes, 21 de enero de 2013

Ajedrez



Para encontrar el origen del ajedrez, nos tendremos que remontar al s.VI en la India. Su nombre original era Chaturanga (o juego del ejército ) y, cuenta una leyenda árabe que, fue inventado por un brahman para regalárselo a un joven y petulante rajá.

El juego tenía como elementos básicos un tablero de 64 casillas blancas y negras y dos ejércitos de 16 figuras cada uno. Y una importante peculiaridad: que el rey, pese a ser la pieza más importante del juego (y de la Corte), en este caso no podía hacer nada sin la ayuda de sus súbditos. 

Ante tal admirable invención, el rajá, le hizo saber al brahman que, como recompensa, le concedería cualquier deseo que él le pediera, y éste, gozando de tan provechosa ocasión, le quiso dar una lección de sabiduría y una cura de humildad al pretencioso monarca; para ello se contentó con pedirle sólo unos granos de trigo; eso sí, en las cantidades que le explicó a continuación: "un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta, y así sucesivamente, doblando cada vez la cantidad de la casilla anterior, hasta llegar a la sesenta y cuatro". El joven rey, sin haber pensado en qué cantidad de granos de trigo le supondría cumplir con aquel deseo del sabio, se lo concedió inmediatamente, sonriendo con socarronería, y ordenó a los consejeros del reino que calcularan inmediatamente la cantidad necesaria de granos y se los entregaran al brahman en una bolsa. 
Una vez concluidos los cálculos resultó que, al rajá  "le resultaría imposible cumplir con su promesa", debido a que para conseguir la cantidad de trigo exigida, (18.446.744.073.709.551.615 granos), se necesitaría cultivar aproximadamente ¡¡76 veces!! toda la superficie de la tierra.

Pronto el juego se fue extendiendo, comenzando por Persia (de donde datan las primeras referencias: Vasav, s.VII). Posteriormente se introduce en el mundo árabe y, en general, en toda Asía, siendo muy popular con el nombre de shatranj. Los árabes fueron los primeros en estudiar con una cierta profundidad el juego, plasmado en varios libros y en desarrollar el sistema algebraico. 


Su introducción en Europa se remonta a la conquista de la península Ibérica por el Islam ( principios s.VIII) y poco a poco se va extendiendo por toda ella de oeste a este. A partir de entonces se van desarrollando aún más los tratados y todo lo referente al juego. Posteriormente los vikingos y los cruzados también lo practicaron como entretenimiento entre guerras. En esta época van apareciendo paulatinamente variantes del ajedrez, colecciones de problemas, desarrollo de nuevas reglas (como avanzar 2 casillas el peón en su primer movimento (finales s.XIII )), etc. 

Durante la edad media, España e Italia fueron los lugares donde más se desarrolló y prácticó. En 1283 el rey Alfonso X el Sabio traduce y ajusta las normas árabes del juego en el manuscrito 'Libro del Acedrex'. Pero poco a poco los mejores jugadores irán apareciendo en Francia e Inglaterra, siendo éstos generalmente de carácter noble, a causa del aumento del número de partidas jugadas, pequeños torneos, etc. 



Durante el s.XVI aparecen los primeros ajedrecistas de renombre como Lucena (el primer manual del ajedrez), Damiano, Ruy López, ... además de las primeras asociaciones o clubes de ajedrez como medio de progreso en dicho juego y varias normas añadidas como el enroque, tablas en 50 movimientos, etc. Posteriormente en el s.XVII van apareciendo las primeras academias en las cuales se aprende y avanza en dicho juego, aunque a partir del s.XVIII se van a producir unos avances nunca vistos. Philidor, Ponziani, Allgaier,... aportan al juego los conceptos elementales de estrategia y táctica; y se establecen los principios básicos de las aperturas, medio juego y finales. Como curiosidad aparece el primer autómata de jugar al ajedrez, llamado 'El Turco'.

Jugador autómata de ajedrez: El Turco.




Orígenes del juego

Cuento de ajedrez

Aprender ajedrez

El ajedrez