Planta de cannabis, de donde se extrae el hachís. |
Un fanático musulmán del siglo XI –hoy diríamos «integrista»–, conocido como "el Viejo de la Montaña", capitaneaba en Siria un pequeño ejército, una secta practicante del ismailismo en Irán, (es decir, una secta minoritaria del chiismo, a su vez minoritario en un país eminentemente sunní) muy temida tanto por los cristianos como los propios musulmanes.
A pesar de su escaso número, aterrorizaban a sus enemigos, alcanzando a personajes muy protegidos, creando la leyenda de que nadie podía escapárseles. Realizaban asesinatos estratégicos de políticos o militares, y ejecutaban cruentas venganzas políticas, sometiendo así, mediante el terror, a la población de la región.
La sumisión y fe de los miembros hacia su líder Hassan Al Sabbah, que así se llamaba el Viejo de la Montaña, era tal, que sólo una orden suya bastaba para que cualquiera de los miembros de esta secta se quitara la vida. Popularizando así también la leyenda de los asesinos suicidas.
Cuenta la leyenda que el sanguinario Al Sabbah, antes de salir de correrías, para estimular aún más la crueldad de sus hombres, los obligaba a consumir hachís, la droga extraída del cáñamo de la India (en árabe: hassís).
Aunque hoy se cree que, lo que en realidad sucedía es que, la droga era consumida posteriormente: Al parecer, tras perder la consciencia por el consumo de grandes dosis de hachís, a los hombres se les despertaba en el ‘jardín del paraíso’, donde durante unas horas podían satisfacer sus deseos carnales con bellas mujeres, en un escenario preparado, y con una escenografía ya prevista.
Y tras la orgía se les volvía a drogar, para que de vuelta a la realidad, comprendieran que a su muerte, podrían tener todo eso y mucho más durante toda la eternidad, "siempre y cuando, en vida, hubiesen cumplido rigurosamente con las órdenes y preceptos que se les habían ordenado".
Gengis Kan |
Hassan Al Sabbah |
Fuere como fuere, ya la consumieran antes o después de los vandalismos, a sus secuaces se los llamaba:
hashashin o hashshashiyyín
que en árabe significa
'consumidor de hachís'
Aunque la palabra no tardó en utilizarse para designar también a los: matadores u homicidas.
El anciano líder tuvo sucesores que continuaron con los mismos sangrientos métodos de dominación, hasta que el último de ellos fue capturado y ejecutado sumariamente por el famoso mongol Gengis Kan.
La palabra aparece por primera vez en español hacia 1300, pero su escritura varió muchas veces hasta el siglo XVIII, cuando el Diccionario de la Lengua Española le dio su forma definitiva.
Durante los cuatro siglos anteriores se habían registrado variantes: anxixín, assesino, asesigno, acecino, assasino y assesino.
Este vocablo, que fue traído del Cercano Oriente por los cruzados, llegó también al francés, assassin, y al italiano y al portugués, assassino.
Fuente: Ricardo Soca.
Fuente: Ricardo Soca.
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