viernes, 31 de mayo de 2013
jueves, 30 de mayo de 2013
Prosopagnosia
La prosopagnosia (del griego πρόσωπον: aspecto, y de ἀγνωσία: desconocimiento) es una forma específica de agnosia visual, caracterizada por una incapacidad de reconocer los rostros. El término fue acuñado en 1947 por el médico Joachim Bodamer, quien la definió en los siguientes términos: “Es la interrupción selectiva de la percepción de rostros, tanto del propio como del de los demás, los que pueden ser vistos pero no reconocidos como los que son propios de determinada persona”
La definición sigue siendo vigente, pues sirve para caracterizar el trastorno sin diagnosticarlo o pronosticarlo, no obstante ahora sabemos que puede tener distintas características.
No obstante, aunque la incapacidad de ver rostros es la característica de este trastorno, en algunos casos se pueden percibir los rostros de familiares o amigos cercanos, siempre y cuando tengan algo que les caracterice extremadamente.
Por ejemplo, en "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", de Oliver Sacks, se habla de un hombre con prosopagnosia, que únicamente reconocía a tres personas de su trabajo: una de ellas por un llamativo lunar que tenía en la mejilla, otra por ser extremadamente alto y delgado, y la otra por que tenía un tic en un ojo que hacía que lo cerrara constantemente. Por ello, su mujer siempre iba con un gran sombrero llamativo, con el fin de que su marido la reconociera.
El reconocimiento de rostros es una herramienta fundamental para las interacciones sociales entre los seres humanos; sin la capacidad de leer otras caras y sus expresiones sería difícil distinguir a los amigos de los extraños a primera vista, y no podríamos distinguir una persona triste de una feliz.
Neurocientíficos del Instituto de Tecnología de California han descubierto una respuesta novedosa a los rostros humanos observando registros neuronales del cerebro de pacientes neuroquirúrgicos. El hallazgo, ofrece la primera descripción de una serie de neuronas que responden muy bien cuando el paciente ve una cara completa, pero cuya respuesta es menor ante una cara en la que ha sido borrada una región muy pequeña. Según el doctor Ueli Rutishauser de Caltech:
"las neuronas responden bien a imágenes de caras completas, pero cuando se les muestra sólo una parte del rostro, responden cada vez menos según se les van mostrando más partes de esa cara".
Otro estudio realizado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts indica que ambos hemisferios cerebrales tienen que ver en el proceso de reconocimiento facial, pero cada uno cumple una función diferente. Mientras que el giro fusiforme izquierdo informa de lo parecida que es la imagen a una cara, es, sin embargo, el derecho quien ofrece el veredicto final.
Para demostrar este efecto, los científicos emplearon imágenes por resonancia magnética del cerebro de los participantes en el experimento, a los que se les iban mostrando fotografías de caras, de objetos que lo parecían y de otros que no tenían nada que ver. Observaron que los patrones de actividad del hemisferio izquierdo cambiaban gradualmente según las imágenes se iban pareciendo más o menos a una cara. Por el contrario, en el lado derecho sólo se detectaban cambios si la imagen mostraba un rostro real. Cuando no era así, los patrones de actividad permanecían constantes, sin importar si el objeto se asemejaba más o menos a una cara. Además, la activación de la parte izquierda del giro fusiforme precedía en unos segundos a la de la derecha, por lo que parece que sería el hemisferio izquierdo el que haría el primer trabajo y pasaría la información al derecho.
En una imagen, las frecuencias bajas corresponden a una resolución baja, es decir los cambios suaves en intensidad de esa imagen. Por otro lado, frecuencias altas constituyen los detalles finos en esa imagen. Podemos comprobar que si nos alejamos de ella, percibimos cada vez menos sus detalles, es decir, sus componentes de alta frecuencias espaciales, mientras las frecuencias bajas de esa imagen siguen visibles y son las que desaparecen en último término.
Se sabe que al cerebro humano, para reconocer caras, no le interesan las frecuencias muy altas, a pesar de que estas frecuencias juegan un papel importante a la hora de, por ejemplo, determinar la edad. “Para reconocer una cara en una imagen”, sin embargo “el cerebro se queda siempre con la misma resolución baja, unos 30 x 30 pixeles de oreja a oreja, ignorando la distancia y la resolución original de la imagen. Hasta ahora nadie tenía explicación para este fenómeno peculiar.
El investigador Matthias S. Keil, del departamento de Psicología Básica de la UBK analizó un gran número de caras, en concreto 868 caras de mujeres, y 868 de hombres. Para el investigador, “la idea era encontrar regularidades estadísticas comunes entre las imágenes. Como herramienta de análisis utilizaba un modelo del sistema visual del cerebro, es decir he mirado, en cierto modo, las imágenes tal como el cerebro, pero con una diferencia: No he seleccionado ninguna resolución preferida, he considerado todas las frecuencias espaciales por iguales. Como resultado de este análisis he obtenido una resolución que es óptima en términos de codificación, y la relación señal a ruido, y era además la misma resolución observada en los experimentos psicofísicos”.
De este resultado, por lo tanto, se puede interpretar que las caras son en sí mismas responsables de nuestra preferencia de resolución. De aquí, Keil ha extraído una propiedad del cerebro:
El investigador Matthias S. Keil, del departamento de Psicología Básica de la UBK analizó un gran número de caras, en concreto 868 caras de mujeres, y 868 de hombres. Para el investigador, “la idea era encontrar regularidades estadísticas comunes entre las imágenes. Como herramienta de análisis utilizaba un modelo del sistema visual del cerebro, es decir he mirado, en cierto modo, las imágenes tal como el cerebro, pero con una diferencia: No he seleccionado ninguna resolución preferida, he considerado todas las frecuencias espaciales por iguales. Como resultado de este análisis he obtenido una resolución que es óptima en términos de codificación, y la relación señal a ruido, y era además la misma resolución observada en los experimentos psicofísicos”.
De este resultado, por lo tanto, se puede interpretar que las caras son en sí mismas responsables de nuestra preferencia de resolución. De aquí, Keil ha extraído una propiedad del cerebro:
“El cerebro se ha adaptado de forma óptima para extraer la información más útil de las caras para reconocerlas. Mi modelo también predice esta resolución si consideramos solo los ojos -ignorando nariz y boca- pero también, aunque no tan fiable, al considerar de forma aislada boca o nariz”.
Por tanto, el cerebro extrae la información clave para el reconocimiento facial sobre todo a partir de los ojos y de forma secundaria de la boca y la nariz, según el estudio. Según Keil, si se tiene como ejemplo la fotografía del rostro de un amigo se podría pensar que cada detalle de su rostro es importante para reconocerlo. Sin embargo, numerosos experimentos han mostrado que el cerebro prefiere una resolución tosca, con independencia de la distancia a la que se ve una cara. Hasta ahora, la razón de esto no estaba clara. Este análisis de imágenes podría ayudar a explicar esto.
Los resultados obtenidos por Kiel indican que la información más útil se obtiene de las imágenes si su tamaño es de alrededor de 30 por 30 píxeles.
Los resultados obtenidos por Kiel indican que la información más útil se obtiene de las imágenes si su tamaño es de alrededor de 30 por 30 píxeles.
“Además, las imágenes de los ojos proporcionan el resultado con menos 'ruido', lo que significa que transmiten información más fiable al cerebro en comparación con las imágenes de la boca y la nariz”
Esto sugiere que los mecanismos de reconocimiento facial en el cerebro están especializados en los ojos
Este trabajo complementa un estudio previo publicado por Keil en PLoS ONE, que ya anticipaba que los sistemas de reconocimiento facial artificial dan mejores resultados cuando procesan imágenes de caras pequeñas, lo que significa que las máquinas podrían comportarse en este sentido como los humanos.
Este trabajo complementa un estudio previo publicado por Keil en PLoS ONE, que ya anticipaba que los sistemas de reconocimiento facial artificial dan mejores resultados cuando procesan imágenes de caras pequeñas, lo que significa que las máquinas podrían comportarse en este sentido como los humanos.
miércoles, 29 de mayo de 2013
Pareidolia
Frecuentemente el ser humano, al observar un objeto, una nube o una mancha, tiende de manera inconsciente, a reconocer en estos objetos con formas caóticas, patrones asimilables a objetos conocidos. Este fenómeno es conocido como pareidolia.
La pareidolia, derivada etimológicamente del griego <<eidolon>> "figura" o "imagen" con el prefijo <<para>> "junto a" o "adjunta", es un fenómeno psicológico consistente en que: un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible.
Designa las alteraciones perceptivas en las que, a partir de un campo real de percepción escasamente estructurado, el individuo cree percibir algo distinto, mezclando lo percibido con lo fantaseado. En este sentido es una forma de ilusión o percepción engañosa que se diferencia claramente de las alucinaciones, pseudoalucinaciones, alucinosis o metamorfopsias.
Cómo caen las cuatro bolas...hacia arriba¡¡¡
Manos arriba ¡Esto es un atraco¡ |
Felices por una compra bien hecha |
(Con-) Fundida con la naturaleza |
Efectos ópticos. Pareidolia en video:
Cómo caen las cuatro bolas...hacia arriba¡¡¡
El cerdito que está pero no está¡¡¡
Equipo estereo en 3D¡¡¡
martes, 28 de mayo de 2013
Los obesógenos
Hace unos meses la Casa Blanca anunció que estaba
enfrentándose a una nueva amenaza para la salud y seguridad de América. No se
trataba de ningún país rebelde ni de una organización terrorista, ni tampoco de
una nueva enfermedad ni amenaza medioambiental. Se estaba refiriendo a una
serie de productos químicos que están provocando de manera directa que la
mayoría de los americanos tengan sobrepeso. Su nombre técnico es “químicos
disruptores endocrinos” y hay muchas posibilidades de que ahora mismo los estemos
comiendo o bebiendo. Los científicos han acuñado un nuevo término para ellos y
los han llamado “obesógenos”, ya que son capaces de promover el aumento de peso
y la obesidad.
De hecho, en el informe “Resolviendo el problema de la
obesidad infantil en una generación”, elaborado por el Grupo de Trabajo de la
Casa Blanca contra la Obesidad Infantil, se señala a los obesógenos como una de
las razones del incremento de la obesidad.
Ganar peso no solo depende de las calorías que entran contra
las calorías que se queman; y la culpa no es sólo de la demasiada comida rápida
y del poco ejercicio. Hay que considerar un tercer factor: los obesógenos. Son
componentes naturales y sintéticos que funcionan imitando al estrógeno, la
misma hormona que los médicos no quieren que las mujeres sigan tomando, debido
a que ensayos clínicos la han vinculado a un aumento de riesgo de enfermedades
coronarias, cáncer de mama, trombosis…
El sistema endocrino está compuesto por las glándulas y
células que producen las hormonas que regulan nuestro cuerpo. Crecimiento y
desarrollo, función sexual, procesos reproductivos, estado de ánimo, sueño,
hambre, stress, metabolismo y la forma en la que nuestro cuerpo utiliza la
comida son actividades que están controladas por las hormonas. Así, nuestro
cuerpo está determinado en gran manera por el sistema endocrino, pero el
sistema endocrino es un engranaje que puede desestabilizarse con suma
facilidad.
“Se cree que los obesógenos actúan ‘secuestrando’ los sistemas reguladores que controlan el peso corporal”, afirma Frederick vom Saal, Doctor en Medicina y Catedrático de biología en la Universidad de Missouri. Por ese motivo provocan que engordemos".
De ahí que las dietas tradicionales no funcionen, ya que incluso siguiendo una estricta dieta de adelgazamiento no se disminuye la exposición a los obesógenos. Por ejemplo, las manzanas dejan de ser saludables si vienen cargadas de químicos promotores de la obesidad (9 de los 10 pesticidas más usados son obesógenos, y las manzanas son uno de los cultivos más rociados de pesticidas en la agricultura convencional).
La presencia de los obesógenos puede ser la razón por la que
las dietas tradicionales (pollo mejor que cordero, más pescado, mucha fruta y
verdura) están dejando de funcionar. Es por ello que ha comenzado a promoverse
la llamada Nueva Dieta Americana.
Al comenzar las investigaciones sobre los obesógenos se ha
descubierto una buena noticia: no hay ninguna razón por la que nuestra comida
favorita (hamburguesa, pasta o helado) no pueda formar parte de un programa de
adelgazamiento razonable.
Basta con abandonar la antigua forma de pensar y
adoptar las cuatro leyes de la esbeltez para conseguir revertir el efecto de
los obesógenos.
1.- Pasarse a la comida ecológica.
Los ciudadanos occidentales estamos expuestos a entre 10 y
13 pesticidas a través de la comida y bebida todos los días, y 9 de los 10
pesticidas más comunes son obesógenos. De acuerdo con un estudio reciente
publicado en la revista Environmental Health Perspectives, ceñirse a una
dieta de productos ecológicos durante sólo 5 días puede reducir la presencia de
pesticidas obesógenos hasta niveles no detectables.
En realidad no se trata de hacer un cambio radical, aunque
sería lo deseable, pero sí empezar cuanto antes y con unos básicos. Se puede
reducir la exposición a los pesticidas en cerca de un 80% simplemente
escogiendo la opción ecológica para 12 frutas y verduras que contienen los
niveles de pesticidas más altos. Se conocen como “Los 12 del patíbulo” y, empezando
por el peor, son: el apio, los melocotones, las fresas, las manzanas, los
arándanos, las nectarinas, los pimientos, las espinacas, las acelgas, las
cerezas, las patatas y la uva. Y también se ha publicado una lista de los
productos convencionales que según el EWG tenían pocos residuos: cebolla,
aguacates, maíz dulce, piña, mango, guisantes, espárrago, kiwis, col,
berenjena, melón cantaloup, melón piel de sapo, sandía y pomelo.
2.- No “comer” plástico.
El bisfenol-A (BPA) y los ftalatos. Ambos son químicos
sintéticos encontrados en plásticos, que imitan el estrógeno (esencialmente son
hormonas femeninas artificiales). Como los pesticidas, estos químicos basados
en el plástico provocan que nuestro cuerpo acumule grasa y no músculo.
Disminuir la exposición a obesógenos de base plástico maximizará las
posibilidades tanto de perder grasa como de ganar masa muscular fibrada.
Las
normas básicas son:
. No calentar la comida en contenedores de plástico o
poner objetos de plástico en el lavavajillas, porque puede dañarlos y aumentar
el desprendimiento de BPA. Según un estudio publicado en elToxicology Letters,
el BPA se desprende de botellas deportivas de policarbonato 55 veces más rápido
si se llena de líquido caliente que si se llena de líquido frío.
. Evitar comprar comidas grasas como carnes que vengan
envueltas en plástico porque los obesógenos se almacenan en el tejido graso. El
plástico que se acostumbra a utilizar en los supermercados normalmente es PVC,
mientras que el plástico que vende para envolver alimentos en casa se fabrica
cada vez más con polietileno.
. Reducir los alimentos enlatados, por ejemplo
escogiendo atún en tarro de vidrio y no en lata. La inmensa mayoría de las
latas contienen BPA en su capa interior.
3.- Elegir carnes magras y pescados pequeños.
Hay que buscar siempre carne de animales criados con pasto
frente a los engordados con pienso y hormonas. Los estudios demuestran que
tienen menos grasa y por el contrario contienen un 60% más de omega 3, un 200%
más de vitamina E y entre el doble y el triple de ácido linoleico conjugado (un
nutriente casi mágico que protege de afecciones coronarias, cáncer y diabetes,
y que puede ayudar a perder peso según un estudio publicado por el American
Journal of Clinical Nutrition). Si no tenemos más remedio que comprar carne
convencional, escogeremos las piezas menos grasas. Las hamburguesas de proteína
vegetal son también grandes sustitutas si no encontramos carne de ternera
ecológica.
. En cuanto al pescado, siempre hay que elegir pescado
sostenible con poca carga tóxica. Un estudio en el diario Occupational and
Environmental Medicine encontró que aunque el pesticida DDT se prohibió en
1973, este químico y su derivado DDE todavía se puede encontrar en pescados
grasos. Los peces grandes se comen a los pequeños, y por tanto contienen una
mayor carga tóxica. Hay que evitar el atún de ojo grande, el pez espada, la
caballa real, el tiburón… y buscar pescados pequeños como anchoa, sardina,
caballa, atún y bacalao. El pescado puede cocinarse de cualquier manera, menos
frito, para poder drenar los contaminantes de sus partes grasas.
4.- Filtrar el agua.
La mejor manera de eliminar los obesógenos del agua del
grifo es un filtro de carbón activado. Se puede encontrar pequeño para añadir
al grifo o en unidades grandes para conectar a la toma de agua. Estos filtros
eliminan la gran mayoría de pesticidas y contaminantes industriales.
CÓMO PROTEGER A LOS NIÑOS
En nuestras manos está evitar que los pequeños se vean
expuestos a estos contaminantes que tanto daño pueden causar a su salud. Hay
que que empezar a cuidarlos ya desde antes de nacer, por lo que toda embarazada
debería seguir las pautas de la “Nueva Dieta” durante la gestación, por
supuesto siempre supervisada por su ginecólogo.
Durante la infancia hay que inculcar al niño unas pautas
nutricionales y de estilo de vida que conservará toda su vida. Evitar dulces y
bollería industrial, acostumbrarle rápidamente a la fruta, la verdura y los
cereales, incluir en la dieta proteínas vegetales… y, por supuesto, promover un
estilo de vida en el que el ejercicio tenga un papel protagonista.
Sabemos que la leptina es una hormona que le dice a tu
cuerpo que esta lleno. Pero como en casi todos los sistemas hay algo
contraproducente que pelea lo bueno con lo malo.
Lo malo en esta historia son dos: La fructosa y el obesogeno, ya que
interfieren con la leptina haciéndola creer que nosotros seguimos con mucha
hambre aunque, en realidad, estemos terminando de comer.
Evita cualquier tipo de comida que tenga fructosa,
eliminando este ingrediente en si puede reducir la masa corporal. Porque se
está eliminando una cantidad masiva de azúcar de la dieta. Revisar la cocina
entera y leer los ingredientes de lo que tenemos guardado en la despensa, sobre
todo de arroces, pastas, cereales. Quedaréis sorprendidos de la cantidad de
fructosa que encontraréis en vuestra casa.
Comer cereales, altos en fibra, con leche orgánica, baja en
grasa y yogurt griego con nueces. Sopa de lentejas, guisantes con algo de pan
de granos enteros, pollo alimentado con pienso orgánico, acompañad con ensaladas,
muchas ensaladas.
lunes, 27 de mayo de 2013
Luz IV. El color, de la atmósfera y del mar.
La luz es una forma de energía que se transmite mediante ondas.
"A diferencia del sonido, que también viaja en forma de ondas pero que necesita de un medio material (aire, agua, sólidos) para transmitirse, la luz es una onda electro-magnética que puede viajar en el vacío o en medios transparentes (como el aire y el agua)".
La luz del Sol está compuesta de infinidad de ondas de
diferentes longitudes. Nuestros ojos pueden ver un
cierto rango de longitudes de onda, que corresponden a distintos colores: desde
el rojo (longitud de onda más larga), pasando por anaranjado, amarillo, verde y
azul, al violeta (la longitud de onda más corta que podemos ver). Para tener
una idea, al color verde corresponde una longitud de onda de unas cinco
diezmillonésimas de milímetro.
La atmósfera terrestre es una mezcla de moléculas gaseosas
(78% nitrógeno, 21% oxígeno, 1% argón y vapor de agua, trazas de otros gases);
hay también en suspensión partículas de polvo, cristales de hielo, cenizas,
etc.
La atmósfera es más densa cerca de la superficie terrestre y
está constituida por infinidad de pequeñas gotas de agua que provocan el
fenómeno de la refracción en la luz del Sol, igual que hace un prisma de
vidrio.
Los rayos violeta y azul son los que sufren la mayor
dispersión con respecto al rayo blanco proveniente del Sol, mientras que los
rayos rojo y amarillo son los que casi no sufren esta dispersión. Por ello el
color con el que vemos el Sol es amarillo, al no haberse desviado apenas de su
dirección, mientras que el resto del cielo es azul, al ser luz difusa que ha
llegado a nuestros ojos rebotada en infinidad de gotas de agua. (La utilización
de los faros antiniebla amarillos se basa en el hecho de que la difusión de
este color en la niebla es menor que la de los demás colores).
El por qué de que el cielo no se vea de color violeta se debe a dos razones
fundamentalmente. A que la luz solar contiene más luz azul que luz violeta, y a
que el ojo humano (que en definitiva es el que capta las imágenes -aunque el
cerebro las interprete) es más sensible a la luz azul que a la violeta.
Así
mismo, el color del sol es amarillo-rojizo, y no blanco, porque si a la luz
blanca procedente del Sol (que es suma de todos los colores) se le quita el
color azul, se obtiene una luz de color amarillo-rojiza.
Desde la superficie terrestre y durante los días despejados,
observamos que el color del cielo es el azul. Pero, si tuviéramos la oportunidad
de visitar la superficie de algún otro planeta no observaríamos el mismo color.
En órbita, fuera de la atmósfera terrestre, o desde la Luna,
el Sol se ve blanco y el cielo negro. Al no haber moléculas que dispersen la
luz, todas las longitudes de onda de la luz solar nos llegan por igual y el Sol
se ve blanco. Y el cielo se ve negro porque no hay nada que disperse la luz.
Neptuno |
En general, el color del cielo que se observa desde la
superficie de cualquier planeta depende de la composición de su atmósfera. Si
el planeta no tiene atmósfera, el cielo se verá negro aunque el Sol este
iluminando su superficie. Esto ocurre, por ejemplo, en Mercurio y en la Luna.
En planetas con atmósfera, el color del cielo que se
observa desde su superficie varía. Por ejemplo, en la superficie de los
planetas Marte y Venus, debido a que su atmósfera esta compuesta en mas de 90%
por bióxido de Carbono, apreciaríamos un cielo rojo. En Neptuno, debido a que
su atmósfera es de metano, observaríamos desde su superficie un cielo verde.
En el vacío, la luz viaja en línea recta y sin nada
que la perturbe. Al penetrar en la atmósfera, la luz puede incidir sobre un
grano de polvo o en una molécula. En cada uno de estos casos pasan cosas
distintas: Los granos de polvo y las gotitas de agua son de tamaño mucho mayor
que la longitud de onda de la luz visible, por lo tanto actúan como
"espejos" que reflejan la luz incidente en diferentes direcciones,
sin cambiarle el color. La moléculas son más chicas que la longitud de onda de
la luz visible. Cuando una onda luminosa choca con una molécula, ésta puede
absorber la luz, y luego la emite en cualquier otra dirección. Este fenómeno se
llama dispersión. Pero las moléculas son mucho más eficientes para dispersar la
luz de longitud de onda corta (azul) que la luz de longitud de onda larga
(rojo). Este proceso fue estudiado por el físico Lord John Rayleigh hacia 1870,
por eso se lo conoce como "dispersión Rayleigh".
El color azul del cielo se debe a la dispersión Rayleigh. Cuando la luz del Sol atraviesa la atmósfera para llegar hasta nosotros, la mayor parte de la luz roja, anaranjada y amarilla (longitudes de onda largas) pasa sin ser casi afectada. Sin embargo, buena parte de la luz de longitudes de onda más cortas es dispersada por las moléculas gaseosas del aire. A cualquier parte del cielo que miremos, estaremos viendo algo de esa luz dispersada, que es azul, y por eso el cielo es de ese color. En cambio, la luz que nos llega directamente del Sol perdió parte de su color azul, por eso el Sol se ve amarillento.
Al mirar hacia un punto más cercano al horizonte, el cielo
se ve de un color azul más pálido. Esto se debe a que, para llegar hasta
nosotros, la luz del cielo debe en este caso atravesar una mayor cantidad de
aire, y por lo tanto vuelve a ser dispersada. La luz que nos llega del cielo
cercano al horizonte habrá entonces perdido parte de su color azul y se verá
pálida o blanquecina.
El cielo, alrededor del sol poniente, puede tomar colores muy
variados. Cuando el aire contiene gran cantidad de partículas de polvo o
gotitas de agua, éstas reflejan luz blanca en todas direcciones. Sobre esta luz
actúa la dispersión Rayleigh, eliminando las longitudes de onda más cortas. Por
eso el cielo se ve rojizo.
En el ocaso y en el amanecer, a medida que el Sol está mas cerca
del horizonte, la luz debe atravesar una porción de atmosfera cada ver mayor
para llegar a nuestros ojos (recordemos que la atmosfera terrestre es muy
delgada comparada con el radio de la Tierra). Bien, pues el color del Sol va
cambiando, primero anaranjado y luego rojizo, esto se debe a que se van dispersando
cada vez más las longitudes de onda corta (azul y violeta) y solo nos llega la
luz más roja y amarilla, de onda larga.
El color de la noche es azul, pero lo vemos negro porque
sobre la atmósfera que nos rodea apenas llega luz y por tanto no se realiza
suficiente difusión: no dando color a nada.
Cuando algo ilumina el cielo en la noche, volvemos a ver
el color azul, tal y como se aprecia en la fotografía siguiente en la que la noche es iluminada por un rayo.
Las nubes son generalmente blancas porque las gotitas y
cristalitos que contienen son de toda clase y tamaño, esto hace que los colores
que rodean a cada corpúsculo se superpongan tan destructivamente que todo color
desaparece, esparciendo (difractando) la luz en todas direcciones sin alterar
su color inicial. Resultando obvio que a las partes de las nubes que no les da
el Sol directamente aparezcan oscuras, acentuándose el efecto por el contraste,
así se ven partes de las nubes grises contra otras partes blancas que están
siendo iluminadas por el Sol.
Si esas gotas son grandes, parte de la luz se esparce, y
además puede cambiar el color de la luz, resultando una atenuación de la luz
blanca hacia tonos grises, cada vez más oscuros. Esta es la causa de que en
días muy nublados, cuando las nubes son muy gruesas, el cielo aparezca más o
menos gris, y a veces casi negro.
Los arcoiris se forman por la refracción de la luz del sol a través de las gotas de lluvia que caen. La luz blanca del sol es descompuesta en sus colores (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta) por la refracción y es emitida desde las gotas de agua en diferentes ángulos, por lo que de cada gota no podemos ver todos los colores. Así, el arcoiris que vemos, el que llega a nuestros ojos, está formado por esos colores, pero cada color proviene de distintas gotas dependiendo de la altura de estas: Las gotas del color violeta están más cerca del suelo que las que nos envían la luz roja.
El agua del mar absorbe con mayor facilidad las longitudes de onda larga (como el rojo, el naranja y el amarillo) que las longitudes de onda corta (como el azul y el violeta). Estas rebotan y son captadas por nuestro ojo. Aunque el agua es incolora porque toda las longitudes de onda la atraviesan, cuando la cantidad de agua es muy grande, a la luz le cuesta más atravesarla y refleja cierta tonalidad azul. Cuanto mayor sea la cantidad de agua, mayor será la cantidad de luz reflejada y por tanto, más intenso será el color azul del mar y también influye el reflejo del cielo en la superficie del agua. De ahí que en la orilla de una playa los tonos sean más claros y según aumenta la profundidad se vayan oscureciendo.Este efecto se produce en el agua pura, ya que si el agua alberga algas, barro u otras impurezas, la luz esparcida por esas partículas enmascarará el color habitual del agua que entonces se verá en tonos verdosos.
Lo normal es que en mar abierto (aguas profundas) el color dominante sea el azul oscuro, ya que allí el volumen de agua es tan enorme que la concentración de elementos contenidos en él es más pequeña que en zonas costeras (aguas someras), donde la coloración pardo-amarillenta y verdosa es más frecuente. Ocurre a veces que determinados microorganismos o algas alcanzan unas poblaciones tan grandes que literalmente tiñen el agua de tonalidades distintas a las que tendría el mar por efecto únicamente de las transformaciones a las que se ve sometida la radiación solar.
sábado, 25 de mayo de 2013
viernes, 24 de mayo de 2013
Grafeno. "El supermaterial"
Hace ahora siete años se descubrió el grafeno (se aisló por primera vez). Del grafito, el mismo de las minas de los lápices salió, casi por casualidad, una fina lámina (tan delgada que tiene un átomo de espesor) con la ayuda de una vulgar cinta aislante.
Sin embargo, la ciencia no entiende de casualidades, así que el material se caracterizó, se vieron sus propiedades y aplicaciones: fibra óptica, ordenadores decenas de veces más rápidos, paneles solares o sensores de todo tipo son algunas de las posibilidades que ofrece de este material fino, resistente, flexible, transparente y superconductor por citar algunos de sus prodigios. Sus padres, Andre Geim y Kostya Novoselov, han ganado un Nobel en Física.
Ahora la producción empieza a ser industrializada y sencilla. El grafeno es rígido y perfecto en todos los sentidos. A pesar de que los medios de producción no sean muy sofisticados, y el resultado es de buena calidad.
De momento, son cuatro empresas las que fabrican a nivel industrial este producto, cuyos principales consumidores son asiáticos. Se estima que para 2020 el mercado sea de 675 millones de euros. Su proceso de producción se está revelando como el mejor para grandes cantidades (la mayor producción ha sido de 80 cm2 para uso en investigación) y medioambientalmente seguro.
Se parte de algún gas rico en carbono, como el metano, se rompe la molécula en hornos a 900-1.000 grados y los átomos de carbono se van depositando encima de un material como el cobre. El único residuo es el hidrógeno.
El grafeno es un material biodimensional que cuenta con sólo un átomo de grosor. Una sustancia formada por carbono puro, con átomos dispuestos en un patrón regular hexagonal similar al grafito, pero en una hoja de un átomo de espesor.Es la membrana más fina creada hasta el momento. Su apariencia puede parecer frágil y delicada ya que a simple vista el grafeno es como una tela transparente y flexible. Sin embargo, se trata de un material extremadamente resistente que además sirve de conductor de la electricidad.
"Es muy ligero: una lámina de 1 metro cuadrado pesa tan sólo 0,77 miligramos".
Las aplicaciones del grafeno aún estan por determinar, aunque algunos expertos ya apuntan sus usos en el campo electrónico –dadas sus extraordinarias propiedades conductoras y semiconductoras–, la futura construcción de ascensores espaciales, pasando por la fabricación de corazas humanas de seguridad (un chaleco antibalas, por ejemplo).
Hasta ahora, la resistencia, la elasticidad y el punto de ruptura estimados del grafeno estaban basados sobre complejas teorías modeladas por computadora, debido a las complejidades para sujetar las muestras de grafeno. Pero gracias a los trabajos dirigidos por Changgu Lee y Xiaoding Wei, en los grupos de investigación de los profesores de ingeniería mecánica Jeffrey Kysar y James Hone se ha establecido al grafeno como el material más fuerte que haya sido medido, esto es el equivalente a 200 veces más fuerte que el acero estructural, además de poseer gran conductividad térmica.
Para medir la resistencia del grafeno se hicieron agujeros de un micrómetro de ancho sobre una lámina de silicio y se puso en cada uno de estos una muestra perfecta de grafeno; a continuación rompió el grafeno con un instrumento puntiagudo hecho de diamante. La tensión que alcanzó el grafeno antes de romperse fue de 130 GPa esto es 264 veces mayor a la que soporta la tela de araña. Para darnos una mejor idea de la magnitud de estas propiedades imaginemos que si se tuviera un hilo de tela de araña del grueso de un lápiz se podría detener un avión Boeing 747 en pleno vuelo. Esto coloca al grafeno como el material más fuerte del mundo.
Para dar otra idea de la dureza del grafeno, Hone comparó las pruebas realizadas por él y Kysar con poner una cubierta de plástico sobre una taza de café y medir la fuerza que requeriría pinchar esa cubierta con un lápiz.
“Pues bien, según explicó Hone, si en lugar de plástico lo que se pusiera sobre la taza de café fuese una lámina de grafeno, después situáramos encima el lápiz, y en lo alto de éste colocáramos un elefante en equilibrio sobre él, la lámina de grafeno ni se inmutaría”.
Uno de los campos donde el material parece ser más prometedor es en la industria de semiconductores. Este sector tiene la intención de construir ordenadores mucho más rápidos que los de hoy en día gracias al desarrollo de microprocesadores con transistores de grafeno.
El principal impedimento en la construcción de microprocesadores es la presión. Los materiales usados para fabricar los transistores no sólo deben tener excelentes propiedades eléctricas, sino que también deben ser capaces de sobrevivir a la tensión a que se ven sometidos durante el proceso de fabricación y al calentamiento generado por repetidas operaciones.
El proceso utilizado para estampar conexiones eléctricas metálicas en los microprocesadores, por ejemplo, ejerce una tensión que puede provocar el fallo de los chips. Precisamente, el grafeno ha sido el material que mejor ha soportado todo este procedimiento.
Ahora, investigadores del instituto Imdea-Nanociencia y las universidades Autónoma y Complutense de Madrid han logrado dotar al grafeno de propiedades magnéticas.
Los investigadores han conseguido crear con este material una superficie híbrida que se comporta como un imán. El avance, que publica la revista Nature Physics, abre la puerta al desarrollo de dispositivos de grafeno espintrónicos, es decir, basados en el espín o giro del electrón, lo que puede transformar la industria electrónica, según recoge SINC.
“A pesar del gran esfuerzo llevado a cabo hasta ahora por científicos de todo el mundo, no se encontraba la forma de añadir las funcionalidades magnéticas necesarias para el desarrollo de una espintrónica basada en grafeno, pero estos resultados abren la puerta a esa posibilidad”
Rodolfo Miranda. Director de Imdea-Nanociencia y responsable de la investigación,
La espintrónica se basa en la carga del electrón, como la electrónica tradicional, pero también en su espín. Este se puede imaginar como el sentido de giro de un electrón, lo que determina su momento magnético. Un material es magnético cuando la mayoría de sus electrones tienen el mismo espín.
Como el espín puede tomar dos valores, su uso añade dos estados más a la electrónica tradicional. De esta forma se multiplica tanto la velocidad de procesamiento de la información como la cantidad de datos que se pueden almacenar en los dispositivos electrónicos, con aplicaciones en campos como las telecomunicaciones, la informática, la energía y la biomedicina.
Para poder desarrollar una espintrónica basada en grafeno, el reto era ‘hacer magnético’ a este material, y los investigadores madrileños han encontrado el camino al descender al mundo nanométrico y cuántico.
La técnica consiste en hacer crecer una capa de grafeno sobre un cristal metálico de rutenio dentro de una cámara de ultra alto vacío. Después, se evaporan encima moléculas orgánicas de tetraciano-p-quinodimetano (TCNQ), una sustancia gaseosaque actúa como un semiconductor a bajas temperaturas.
Al observar los resultados con un potente microscopio de efecto túnel los científicos quedaron sorprendidos: las moléculas orgánicas se organizaban solas y se distribuían de forma periódica interactuando electrónicamente con el sustrato de grafeno-rutenio.
La estructura de moléculas de TCNQ adquiere sobre el grafeno un orden magnético de largo alcance -en toda la superficie- con electrones situados en diferentes bandas según su espín.
El resultado es una nueva capa imantada basada en grafeno, lo que abre la posibilidad de crear dispositivos basados en el que ya se consideraba el material del futuro, pero que ahora, además, puede tener funcionalidades magnéticas.
jueves, 23 de mayo de 2013
En busca del tiempo perdido.
Ni siquiera desde el punto de vista de las cosas más insignificantes de la vida somos los hombres un todo materialmente constituido, idéntico para todos, y del que cualquiera puede enterarse como de un pliego de condiciones o de un testamento; no, nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Y hasta ese acto tan sencillo que llamamos «ver a una persona conocida» es, en parte, un acto intelectual.
Llenamos la apariencia física del ser que está ante nosotros con todas las nociones que respecto a él tenemos, y el aspecto total que de una persona nos formamos está integrado en su mayor parte por dichas nociones. Y ellas acaban por inflar tan cabalmente las mejillas, por seguir con tan perfecta adherencia la línea de la nariz, y por matizar tan delicadamente la sonoridad de la voz, como si ésta no fuera más que una transparente envoltura, que cada vez que vemos ese rostro y oímos esa voz, lo que se mira y lo que se oye son aquellas nociones.
En busca del tiempo perdido
[Marcel Proust]
miércoles, 22 de mayo de 2013
Asesino
Planta de cannabis, de donde se extrae el hachís. |
Un fanático musulmán del siglo XI –hoy diríamos «integrista»–, conocido como "el Viejo de la Montaña", capitaneaba en Siria un pequeño ejército, una secta practicante del ismailismo en Irán, (es decir, una secta minoritaria del chiismo, a su vez minoritario en un país eminentemente sunní) muy temida tanto por los cristianos como los propios musulmanes.
A pesar de su escaso número, aterrorizaban a sus enemigos, alcanzando a personajes muy protegidos, creando la leyenda de que nadie podía escapárseles. Realizaban asesinatos estratégicos de políticos o militares, y ejecutaban cruentas venganzas políticas, sometiendo así, mediante el terror, a la población de la región.
La sumisión y fe de los miembros hacia su líder Hassan Al Sabbah, que así se llamaba el Viejo de la Montaña, era tal, que sólo una orden suya bastaba para que cualquiera de los miembros de esta secta se quitara la vida. Popularizando así también la leyenda de los asesinos suicidas.
Cuenta la leyenda que el sanguinario Al Sabbah, antes de salir de correrías, para estimular aún más la crueldad de sus hombres, los obligaba a consumir hachís, la droga extraída del cáñamo de la India (en árabe: hassís).
Aunque hoy se cree que, lo que en realidad sucedía es que, la droga era consumida posteriormente: Al parecer, tras perder la consciencia por el consumo de grandes dosis de hachís, a los hombres se les despertaba en el ‘jardín del paraíso’, donde durante unas horas podían satisfacer sus deseos carnales con bellas mujeres, en un escenario preparado, y con una escenografía ya prevista.
Y tras la orgía se les volvía a drogar, para que de vuelta a la realidad, comprendieran que a su muerte, podrían tener todo eso y mucho más durante toda la eternidad, "siempre y cuando, en vida, hubiesen cumplido rigurosamente con las órdenes y preceptos que se les habían ordenado".
Gengis Kan |
Hassan Al Sabbah |
Fuere como fuere, ya la consumieran antes o después de los vandalismos, a sus secuaces se los llamaba:
hashashin o hashshashiyyín
que en árabe significa
'consumidor de hachís'
Aunque la palabra no tardó en utilizarse para designar también a los: matadores u homicidas.
El anciano líder tuvo sucesores que continuaron con los mismos sangrientos métodos de dominación, hasta que el último de ellos fue capturado y ejecutado sumariamente por el famoso mongol Gengis Kan.
La palabra aparece por primera vez en español hacia 1300, pero su escritura varió muchas veces hasta el siglo XVIII, cuando el Diccionario de la Lengua Española le dio su forma definitiva.
Durante los cuatro siglos anteriores se habían registrado variantes: anxixín, assesino, asesigno, acecino, assasino y assesino.
Este vocablo, que fue traído del Cercano Oriente por los cruzados, llegó también al francés, assassin, y al italiano y al portugués, assassino.
Fuente: Ricardo Soca.
Fuente: Ricardo Soca.
martes, 21 de mayo de 2013
Estereogramas
Un estereograma es una representación gráfica de objetos tridimensionales sobre un medio plano, por medio de sus proyecciones, valiéndose de la estereoscopía, de forma que aparentan tener volumen.
Es una ilusión óptica basada en la manera con que los ojos humanos captan las imágenes desde dos puntos de vista distintos. Esas perspectivas diferentes son interpretadas por el cerebro como una imagen tridimensional.
La imagen que se procesa a partir del ojo izquierdo no es igual que la que se procesa por el ojo derecho; hay cierto desplazamiento entre ambas. El cerebro, que es muy listo, a partir de estas imágenes crea una sola, que es la que nos permite apreciar la distancia a la que se encuentran los distintos objetos y la tercera dimensión…
Esta ilusión óptica se fundamenta en la manera que nuestro cerebro compone las imágenes, en nuestra visión estereoscópica. Cada ojo capta una imagen ligeramente diferente. El cerebro las procesa y, al superponerlas, obtiene volúmenes y distancias. Así, los estereogramas esconden en su patrón dos imágenes similares con ligeras diferencias, colocadas de tal modo que se logra la visión tridimensional al interpretar el cerebro esas diferencias como volúmenes y profundidades.
Un estereograma es básicamente una imagen tridimensional oculta en una imagen bidimensional, sin ningún tipo de polarización ni emulsión. Su visualización se realiza sin gafas especiales ni lente alguna, simplemente realizando un pequeño esfuerzo de concentración visual y mental.
No es fácil ver un estereograma, pero una vez se aprende la técnica es relativamente sencillo. La idea es desenfocar la vista de la imagen, de manera que al no fijarla en la imagen bidimensional podamos captar la perspectiva, porque si miramos al plano de la imagen directamente, sólo veremos una textura plana. La imagen virtual se forma cuando los ojos se concentran detrás del plano de la imagen, como si quisiéramos ver a través de ella, con la mirada perdida que se suele decir.
Como nuestros ojos no están acostumbrados a hacer semejante cosa sino a converger sobre la imagen, se requiere un poco, o un mucho, de paciencia para aprender a verlos. Algunas personas los ven casi instantáneamente mientras que a otras les lleva horas.
He aquí algunos ejemplos:
No se requieren anteojos especiales para verlos, solamente un poco de práctica.
Técnicas para ver estereogramas
- La primera (válida para visión paralela), se trata de poner el papel o el monitor a una distancia de unos 40-50 cm, y enfocar la vista por detrás de esta distancia a otros 40-50 cm (es un poco como relajar la vista, como si estuviésemos mirando al horizonte). Esto puede ser un poco costoso inicialmente, pero con un poco de paciencia al final se consigue.
- En una segunda técnica (válida para visión paralela), se puede tomar una transparencia (o acetato, o vidrio) y apoyarlo sobre el papel o el monitor. Al fijar la vista sobre la imagen, debes intentar ver el reflejo de tu propio rostro (regular la orientación e iluminación de manera que el reflejo no estorbe demasiado la visión del estereograma, pero puedas ver el contorno de la cara).
- Para este tercer método (válido para visión paralela) deberemos poner el papel o el monitor junto a los ojos, pegado a la cara (naturalmente, no verás nada pues no serás capaz a enfocar la imagen). Empieza a alejar lentamente la cara hasta unos 40 o 50 cm, manteniendo la vista relajada, y no forzarla a concentrarla sobre el papel. Probar una y otra vez hasta conseguirlo.
- En un cuarto método (válido para visión cruzada), deberemos ponernos enfrente a la imagen con un dedo muy cerca del puente de nuestra nariz. Tendremos que mirar hacia nuestro dedo, con lo que estaremos bizqueando. Deberemos ir alejando el dedo poco a poco de nuestra nariz y acercándolo al plano de la imagen, hasta que en dicha imagen, con nuestra vista periférica, comencemos a percibir el objeto en 3D, en ese momento podemos quitar el dedo.
Una última técnica que te aconsejo es la paciencia. No te desanimes si al principio no logras ver nada. Descansa y vuelve a intentarlo en otro momento u otro día. Te aseguro que el intento merece la pena.
lunes, 20 de mayo de 2013
Hito
Hito o mojón |
Del latín fictus, el término hito tiene distintos usos. Solía usarse como sinónimo de fijo, constante o inalterable, y también para hacer referencia a aquello inmediato, aunque estos significados cayeron en desuso.
De esa idea de fijeza proviene la expresión mirar de hito en hito, que Cervantes utiliza varias veces en el Quijote y que ha sobrevivido hasta nuestros días: "Oyendo esto Sancho, se arrimó sobre el espaldar de la silla y miró de hito en hito al tal médico, y con voz grave le preguntó cómo se llamaba y dónde había estudiado"Otros significados que ya no son habituales están vinculados al caballo de color negro que no tiene manchas y a la persona molesta a la hora de reclamar algo.
Hito al Trópico de Capricornio |
También se utiliza el término para mencionar un tipo de señales de tráfico que sirven para indicar la distancia
que hay entre el comienzo y final de una carretera de modo que guíen a los viajeros. Esta clase de señalización recibe el nombre de hito kilométrico y se divide en dos grupos:
* mojón (es una piedra que se coloca al inicio y final de un camino o vía férrea, que también sirve para delimitar territorios en las fincas).
* hito kilométrico propiamente dicho (es un cartel de metal que suele llevar inscrito el nombre de la vía y el tramo que recorre y se coloca al comienzo de una carretera). Cabe mencionar que cuando el hito se encuentra señalado por números múltiplos de 10 recibe el nombre de hito miriamétrico y si está marcado en millas, hito miliario.
En Estados Unidos, se conoce como hito histórico nacional a una construcción, lugar o cosa que las autoridades norteamericanas reconocen por su valor histórico. A la hora de decidir dicha valuación se contemplan aquellos lugares que ha sido realmente decisivos para la historia nacional -tanto si allí han ocurrido hechos importantes, como si ha vivido alguna persona relevante a nivel nacional-, los espacios donde han cobrado vida los ideales que forjaron la Nación o que simbolizan el estilo de vida de los ciudadanos de toda la patria y aquellos yacimientos arqueológicos que contienen una valiosa información que pueda servir para entender la historia del país.
Un hito es, por otra parte, una acción, un acontecimiento o un sujeto que resulta esencial en un cierto contexto, es decir que marca un antes y un después. Por ejemplo: “El triunfo de Del Potro sobre Federer supone un hito en la historia del tenis argentino”, “El festival de Woodstock fue un hito del rock norteamericano que marcó a toda una generación”.
En esta misma acepción del término podrían incluirse los hitos del desarrollo del bebé humano, donde se contempla el proceso de crecimiento psicomotor, desde que una criatura nace hasta que alcanza la niñez. Algunos de los hitos más importantes de la etapa evolutiva del bebé son: fijamiento de la mirada, control de la cabeza, fuerza muscular, uso de las manos y los dedos y uso de sus órganos sonoros para comenzar a comunicarse.
Un clavo de pequeñas dimensiones que carece de cabeza y un entretenimiento en el que hay que clavar dicho objeto para arrojarle tejos, son otros significados de la palabra hito.
Finalmente, el término también puede hacer referencia a un elemento de balizamiento (para llamar la atención de los ciudadanos y evitar accidentes en una obra, por ejemplo), llamado hito de vértice. Se encuentra formado por dos triángulos isósceles opuestos y contenidos en un dispositivo semi-cilíndrico donde, los dos vértices opuestos indican las direcciones divergentes en las que se puede circular.
D.R.A.E.
hito, ta. (Del lat. fictus, part. pas. de figĕre, clavar, fijar).
1. adj. desus. Unido, inmediato.
2. adj. desus. firme (‖ estable).
3. adj. ant. Se decía de la persona importuna o pesada en insistir o pedir.
4. adj. ant. Se decía del caballo negro, sin mancha ni pelo de otro color.
5. m. Mojón o poste de piedra, por lo común labrada, que sirve para indicar la dirección o la distancia en
los caminos o para delimitar terrenos.
6. m. Persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto.
7. m. Juego que consiste en fijar en la tierra un clavo y tirarle herrones o tejos.
8. m. Blanco o punto adonde se dirige la vista o puntería para acertar el tiro.
9. f. Clavo pequeño sin cabeza, que se queda embutido totalmente en la pieza que asegura.
10. f. hito (‖ mojón).
a hito.
1. loc. adv. Fijamente, seguidamente o con permanencia en un lugar.
dar en el ~.
1. loc. verb. Comprender o acertar el punto de la dificultad.
jugar alguien a dos hitos.
1. loc. verb. coloq. jugar con dos barajas.
mirar de hito, o de hito en hito.
1. locs. verbs. Fijar la vista en un objeto sin distraerla a otra parte.
6. m. Persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto.
7. m. Juego que consiste en fijar en la tierra un clavo y tirarle herrones o tejos.
8. m. Blanco o punto adonde se dirige la vista o puntería para acertar el tiro.
9. f. Clavo pequeño sin cabeza, que se queda embutido totalmente en la pieza que asegura.
10. f. hito (‖ mojón).
a hito.
1. loc. adv. Fijamente, seguidamente o con permanencia en un lugar.
dar en el ~.
1. loc. verb. Comprender o acertar el punto de la dificultad.
jugar alguien a dos hitos.
1. loc. verb. coloq. jugar con dos barajas.
mirar de hito, o de hito en hito.
1. locs. verbs. Fijar la vista en un objeto sin distraerla a otra parte.
mudar de hito.
1. loc. verb. coloq. Variar los medios para la consecución de algo.
1. loc. verb. coloq. Variar los medios para la consecución de algo.
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