jueves, 6 de junio de 2013

Tiquismiquis




D.R.A.E.

tiquismiquis. (Del lat. macarrónico tichi michi, alterac. vulg. de tibi, michi, [lat. mihi], para ti, para mí).

1. m. pl. Escrúpulos o reparos vanos o de poquísima importancia.
2. m. pl. coloq. Expresiones o dichos ridículamente corteses o afectados.
3. com. Persona que hace o dice tiquismiquis.

Alguien podría pensar que los monjes medievales, encerrados en sus monasterios, con el pensamiento limitado por los muros de la filosofía escolástica, mantenían entre sí conversaciones triviales, limitadas a la vida cotidiana. La expresión discusión bizantina o bizantinismo alude a las discusiones vacías que algunos afirman que eran comunes en la Iglesia en los tiempos del Imperio Romano de Oriente. Se dice que, cuando los otomanos estaban a punto de tomar Bizancio, los dignatarios eclesiásticos y los gobernantes estaban ocupados en discutir el sexo de los ángeles. 

En esas discusiones se hizo habitual la expresión tichi michi 'para ti, para mí' en latín vulgar, formada a partir del latín clásico tibi, mihi. A partir de mediados del siglo XVII, se registra en español el vocablo tiquismiquis para referirse a «reparos o escrúpulos por motivos de ínfima importancia» o a «modos corteses ridículamente afectados». 

Decimos de una persona que es ‘tiquismiquis’ cuando es excesivamente meticulosa, remilgada, melindrosa, pejiguera, meticulosa, puntillosa, maniática y/o escrupulosa.
Encontramos la primera constancia escrita de esta curiosa palabra en 1615, en un texto de Cervantes, y actualmente se emplea con bastante frecuencia.
Un ejemplo de uso lo encontramos en este texto del escritor argentino Manuel Mujica Lainez, en su novela El escarabajo (1993): 

[...] tales extravagancias se debían al nepotismo resultante del cercano parentesco que unía a Morgana y Arthur, y a gruñir que cuando ellos desembarcaron no habían sido objeto de tantas urbanidades y tiquismiquis, no obstante la superioridad de la imperial jerarquía, pero Carolus cortó, colérico y enigmático, sus refunfuños, vociferando que se acordase de que los recién llegados eran ingleses.

Fuente: Ricardo Soca. 

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