En realidad se trata de un caso de deformación popular de la frase latina “Sursum corda” que el sacerdote pronuncia en la misa cristiana, que significa “Levantemos el corazón”, y a la que los fieles responden “Lo tenemos levantado hacia el Señor”.
La expresión 'Sursum corda' también se empleaba antiguamente para animar o infundir valor a alguien desalentado.
Más tarde se transformó en el nombre del anónimo personaje, en quien se delega todo lo que uno no quiere hacer, o a quien no se está dispuesto a obedecer por mucha que sea su autoridad.
¡Que lo haga el sursuncorda!
¡No voy aunque lo mande el sursuncorda!
La palabra aparece en la literatura tradicional bajo tres formas distintas: “sursuncorda” (que es la aceptada por la Real Academia de la Lengua), “Sursumcorda” y “sursum corda”, la más equívoca de las tres, pues evoca el sentido originario de “alzad los corazones”.
Echó a correr hacia el interior de la casa para hablar con Juliana y darle órdenes referentes a nuestro almuerzo. Después subió al principal para dar un vistazo a su mamá y mandar desde allí el recado a su marido. Al volver a mi lado, encontrome de un humor alegre, dispuesto a saborear las delicias de un día de libertad. Repetí a mi criado las órdenes. No estaba en casa absolutamente para nadie, ni para el Sursurm corda…
<Lo prohibido> Pérez Galdós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario