Muchos de vosotros, seguramente, habréis pensado alguna vez en el concepto "infinito" y, seguramente también, habréis desistido más pronto que tarde de intentar comprenderlo pues realmente es difícil, por no decir imposible, que la mente humana sea capaz de asimilarlo aunque solo sea vagamente.
Por otra parte también se nos muestra incomprensible la idea de que puedan existir múltiples dimensiones en el universo, además de las tres archiconocidas "largo", "alto" y "ancho" y la otra dimensión a la que llamamos "tiempo". Y sin embargo cada vez está más claro que eso es exactamente lo que sucede en el cosmos.
Se me ocurre un símil a la sazón que, uniendo ambos conceptos, quizás nos pueda ayudar a acercarnos un poco a estas incomprensibles ideas.
Imaginad que sois imagineros (y no es una redundancia, aunque lo parezca) y que, por tanto, esculpís imágenes en madera.
Imaginad también que estáis ante un gran bloque de madera, dispuesto para ser trabajado con vuestras azuelas, gubias y escofinas.
Ahora pensad en la cantidad de bustos con rostros diferentes que podéis tallar en esa pieza de madera...
En realidad se podrían tallar en ella tantas caras como modelos humanos existen, al menos uno por cada faz de cada habitante de nuestro planeta y cada cara sería una dimensión diferente.
Es más, os puedo asegurar que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que se pueden tallar "infinitos" rostros humanos en esa madera. Todas las dimensiones (formas) existen a la vez en ese bloque de madera de forma compactada o condensada.
Entonces el concepto de dimensiones infinitas se nos muestra más cercano visto de esta manera ¿verdad?
Ahora pensad en que si todos los bustos que es posible tallar son infinitos, para que cada uno de ellos sea percibido por nuestro cerebro necesitamos tres referencias espaciales; las tres referencias espaciales a las que ahora llamamos dimensiones y que en realidad no lo son, sino que son referencias, herramientas, que usa nuestro cerebro para acotar la dimensión existente actual.
Por supuesto la llamada cuarta dimensión: el tiempo, que es referencia temporal y no dimensión como tal, es también imprescindible para que puedan existir las otras tres referencias anteriores. Sin tiempo nada cambiará jamás. Y sin alto, ancho y largo nuestro cerebro no será capaz de contextualizar ni comprender la realidad y, por tanto, ésta no existiría. Todo nos parecería eterno o inexistente.
En el cosmos es mucho más difícil comprender el infinito pues, aunque cada día conocemos más sobre la composición y estructura de los átomos, o materia ordinaria, o sea sobre nosotros mismos, a penas sabemos nada de la estructura y propiedades del gran contenedor que la acoge. Aún no sabemos casi nada sobre las fuerzas que gobiernan el universo, las llamadas Energía y Materia oscuras y tampoco sobre el espacio tiempo, es decir sobre la propia gravedad que nos mantiene pegados al planeta. Pero se está avanzando mucho y quizás, quien sabe, dentro de mil años nuestros descendientes sean capaces de comprender estos conceptos.
Saludos.
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